Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 19 de septiembre de 2011
Este artículo critica los argumentos utilizados por Gregorio Peces Barba en contra del movimiento 15-M, acusándole de carecer de sensibilidad democrática, de dificultar el pluralismo político y de ignorar el consenso establecido entre las derechas y las izquierdas que creó la democracia existente. El artículo señala que la democracia española es muy incompleta, limita y obstaculiza la participación ciudadana, favorece un bipartidismo y reproduce el enorme poder de las fuerzas fácticas que dominaron el proceso de la Transición inmodélica. El artículo felicita al movimiento 15-M por exigir una segunda Transición, de la democracia limitada que existe hoy en España, a una democracia participativa, auténticamente plural, en la que sea la ciudadanía la que decida sobre los quehaceres del Estado.
Por lo visto, Gregorio Peces Barba se encuentra incómodo e incluso se siente amenazado por el movimiento 15-M, pues en menos de cuatro semanas ha escrito dos artículos en El País (el último titulado “Los indignados y la democracia” 13.09.11) insultándoles y llamándoles de todo. En cierta medida su reacción es predecible, pues Gregorio Peces Barba (a partir de ahora GPB) es una de las figuras más prominentes del establishment político del país, centrado en Madrid, que ha gozado de gran poder y protagonismo en las instituciones políticas y académicas del país, habiéndose convertido en el portavoz de la sabiduría convencional que está siendo cuestionada por el movimiento 15-M, caracterizado precisamente por su postura anti-establishment.
En sí, este enfrentamiento podría ser enriquecedor, pues podría haber sido la base para establecer un intercambio que podría haber alcanzado las dimensiones de un debate entre el establishment y sus oponentes, si GPB hubiera expresado mayor control en su respuesta. Pero no ha sido así. Abusando de su poder y de las enormes cajas de resonancia puestas a su disposición, ha escogido la vía insultante que caracteriza a la estructura del poder cuando se siente amenazada. Como bien decía Jean Paul Sartre, el insulto (tanto intelectual como físico) es parte de la represión sobre la cual está basado el poder. El movimiento 15-M no goza de gran acceso a los medios, lo cual GPB utiliza a su favor.
En su primer artículo (“Un balance electoral y algunas ideas” 25.06.11) acusaba a los indignados del 15-M de ser desagradecidos por haber abucheado al Sr. Botín, el Presidente del Banco Santander, en un acto académico. Tal señor ha dado fondos a la Universidad Carlos III, de la cual GPB es Rector, para proveer becas a los estudiantes, razón suficiente –según él- para que los estudiantes universitarios existentes en el seno del movimiento 15-M le aplaudieran. Como señalé recientemente en un artículo publicado en El Plural (“El establishment, la Banca y el Movimiento 15-M”. 11.07.11) es sorprendente el grado de desconocimiento (que tal protesta de GPB implica) de lo que representa el Sr. Botín en España y el impacto del sistema bancario (que tal señor representa) ha tenido en la creación de la crisis. Por lo visto, los estudiantes tendrían que haber aplaudido a tal señor por los fondos para las becas recibidos, ignorando el rol que la banca ha tenido en la crisis, en el desahucio de las personas que no pueden pagar sus hipotecas y en su sustracción de fondos que son debidos al Estado (que tiene el gasto en educación más bajo de la UE-15), debido al fraude fiscal que la banca ha favorecido. El hecho de que los estudiantes de la Carlos III antepusieran los intereses de España, expresando su desaprobación a tales comportamientos, a sus intereses particulares de tener becas procedentes de tal señor, es algo noble y digno de aplauso. Lamento que GPB antepusiera los intereses particulares de la Carlos III (los fondos que recibe del Sr. Botín) a los intereses generales del país (protestando por el comportamiento de la banca, que ha afectado muy negativamente el bienestar de la mayoría de las clases populares, lo cual no hizo)
La acusación a los indignados de ser escasamente democráticos
En este nuevo artículo GPB insulta al 15-M de tener escasa sensibilidad democrática. Para llegar a tal conclusión tergiversa la postura de tal movimiento. Acusa, por ejemplo, al movimiento 15-M de ver la democracia actual como una mera continuación de la dictadura, una especie de franquismo camuflado. Le acusa también de no respetar el pluralismo, atribuyendo su protesta a su ignorancia, resultado de su desconocimiento de los hechos, consecuencia de no haber participado en la lucha contra el franquismo. De ahí que proteste de la arrogancia que, según él, supone la crítica del movimiento 15-M a él y a otros que como él “peleamos a pecho descubierto frente al franquismo”, subrayando a la vez que el 15-M está equivocado en no agradecer “la participación de los personajes procedentes de la dictadura, como Martín Villa, entre otros, “que lucharon lealmente, y nosotros con ellos, para tener la Constitución”. Estas citas –entre otras- resumen correctamente su postura, que es muy representativa del establishment político que configuró la transición de la dictadura a la democracia. Veamos ahora los datos.
Creo conocer bien el movimiento 15-M, al cual tengo gran simpatía. Me he leído todos sus documentos, que expresan sus posturas, y no he leído en ninguno de ellos que la democracia existente sea un franquismo camuflado. Esta tergiversación de la postura del adversario es un truco de mal debatiente impropio de un académico. Ni que decir tiene que en un movimiento tan rico en sensibilidades como el 15-M pueda incluir posturas que sostengan tal tesis. Pero la mayoría del movimiento 15-M nunca ha escrito o sostenido lo que GPB le atribuye.
Lo que sí ha dicho y que yo comparto (Véase mi libro Bienestar Insuficiente, Democracia Incompleta. De lo que no se habla en nuestro país) es que la transición de la dictadura a la democracia se hizo en términos muy favorables a las fuerzas conservadoras que controlaban los aparatos del Estado y que, como resultado de ello, la democracia existente es enormemente incompleta. De ahí la llamada del 15-M (que yo también comparto) de la necesidad de que se haga una segunda transición, de una democracia incompleta a una más avanzada y desarrollada, que responda a sus exigencias de mayor, no de menor, democracia. Y una de ellas es conseguir una mayor participación ciudadana y un mayor pluralismo. GPB, defensor de la democracia incompleta, se ve amenazado por esta demanda. Antepone su orgullo personal de haber contribuido al diseño de la Constitución, con el “leal apoyo” de las fuerzas conservadoras que controlaban el Estado y que se beneficiaron enormemente de aquella transición (el sistema electoral favorece claramente a las derechas y dificulta enormemente el pluralismo) a la necesidad urgente de democratizar España. El 15-M está exigiendo una representatividad mayor de la escasamente representativa democracia existente, incluyendo una mayor pluralidad y una mayor representatividad. ¿Quién es, pues, el que no respeta el pluralismo y la democracia?
Democracia es mucho más de lo existente en España
GPB se opone a la expansión de formas de democracia directa, como referéndums, habiendo indicado que las claras limitaciones en la participación ciudadana existentes en la Constitución eran consecuencia de su urticaria hacia los plebiscitos populares que la dictadura promovió. Considero tal argumento de una enorme insensibilidad. ¿Cómo puede GPB ver ninguna semejanza entre un plebiscito bajo una dictadura fascista con un referéndum bajo la democracia? Tomar la experiencia de lo primero como justificación para dificultar lo segundo es ofensivo a cualquier sensibilidad democrática.
Lo que la transición produjo fue un sistema predominantemente bipartidista que potencia el poder de las élites dirigentes, sobre todo de los dos mayores partidos, a costa de todos los demás. Y lo que ha ocurrido con la reforma constitucional es un claro ejemplo de ello. Dos personas, el Sr. Zapatero y el Sr. Rajoy, deciden repentinamente y con nocturnidad que se va a hacer la reforma constitucional, y ésta se hace en cuestión de días (reforma, por cierto, que dígase lo que se diga, es un ataque frontal al estado del bienestar de este país). Y a los dos partidos mayoritarios se les informa y disciplinadamente votan de forma unánime (con sólo un voto en contra en el lado PSOE), prohibiendo a la vez que se haga un referéndum. Y GPB aprueba que no se le permita a la ciudadanía (de la cual, en teoría, deriva el poder de las Cortes Españolas) ni decidir ni ser consultada en una decisión de enorme importancia para la ciudadanía española. GPB aprueba que no se haga el referéndum. La mayoría del 15-M, sin embargo, presiona para que se haga. Y GPB tiene la osadía de insultar al 15-M acusándole de tener insensibilidad democrática. Creo que no hace falta añadir más comentarios.
Una última nota personal. Me ofende profundamente que GPB quiera callar el movimiento 15-M atribuyéndose un poder moral y una representatividad que no tiene. En su acusación al 15-M intenta monopolizar la voz de “los que peleamos a pecho descubierto contra el franquismo”, diciendo de forma acusatoria que las posturas supuestamente antidemócratas del 15-M reflejan un desconocimiento de lo que fue la dictadura y la transición.
Yo, y miles y miles como yo, luchamos con más intensidad, por más tiempo y con mayor coste personal que GPB (ver “Entrevista al profesor Navarro sobre su experiencia personal durante la dictadura” en www.vnavarro.org). Y ni yo ni miles de ciudadanos que luchamos contra la dictadura nos sentimos identificados con sus posturas o argumentos. Ni tampoco coincidimos con su lectura de que el 15-M menosprecia la contribución de lo que él llama “sus leales colaboradores” en las derechas gobernantes, tales como Martín Villa (por cierto, jefe del sindicato fascista SEU, responsable de que me expulsaran de España en 1962 y que, como consecuencia mis padres no conocieran bien a mi hijo). Tales “leales” colaboradores vieron que sus propios intereses y los intereses de clase que representaron exigían un cambio para poder mantener su poder. Y la realidad así lo muestra.
De ahí que miles y miles de los combatientes antifascistas (sean éstos socialistas, comunistas o anarquistas) nos sentimos más identificados con el movimiento 15-M (que es un soplo de aire fresco que deseamos se convierta en vendaval) que con el establishment (incluido el establishment socialista) que hoy se han convertido más en parte del problema que en parte de la solución.
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