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Article publicat per Vicenç Navarro a la revista digital SISTEMA, 23 de març de 2012

Aquest article assenyala que les polítiques neoliberals que danyen el benestar de les classes populars i que s’imposen sense que tinguin un mandat popular, sempre requereixen per a la seva aplicació la repressió i l’anul·lació del procés democràtic. L’article assenyala les semblances entre la situació a Amèrica Llatina durant el període neoliberal i l’existent avui a la Unió Europea.

Estamos viendo estos días –como era de esperar- las medidas policiales represivas encaminadas a reprimir las protestas populares frente a las políticas neoliberales llevadas a cabo por el Gobierno del Partido Popular en España encaminadas a abaratar el despido y reducir los salarios, así como a lograr una disminución e incluso eliminación de la protección social. Tales medidas, sumamente impopulares, generan unas movilizaciones ciudadanas en contra del gobierno, que los aparatos represivos del Estado están intentando contener. Esta evolución de los hechos era predecible. En realidad, ocurrió en América Latina durante el periodo neoliberal. Fue entonces cuando apareció lo que también se llamaba “el problema de la deuda pública”. Los Estados se habían endeudado excesivamente y, como consecuencia, tenían dificultades en pagar su deuda. Entonces pidieron ayuda al Fondo Monetario Internacional, y tal como ha ocurrido en cada ocasión que el FMI ha intervenido en un país o en un grupo de países, esta institución condicionó la llamada ayuda a la aplicación de una enorme austeridad (es decir, grandes recortes de gasto público incluyendo el gasto público social) que permitieran a los Estados pagar los intereses de la deuda a la banca. También, predeciblemente, las poblaciones de los países cuyos gobiernos estaban siguiendo las medidas neoliberales, salieron a la calle para protestar, creando una respuesta represiva por parte de aquellos Estados. La historia de América Latina en aquel periodo es una larga serie de regímenes dictatoriales o autoritarios que reprimieron constantemente las movilizaciones sindicales y sociales que mostraban el profundo rechazo popular a tales políticas.

Un tanto semejante está ocurriendo ahora en la Unión Europea (UE). Los Estados de la UE están profundamente endeudados y tienen grandes dificultades para pagar su deuda. Tal endeudamiento en la UE respondía a causas semejantes a las ocurridas en América Latina: a las reducciones fiscales que ocurrieron en la época de bonanza y a la disminución del crecimiento económico como respuesta al enorme endeudamiento del sector privado, resultado de la disminución de las rentas del trabajo. El crecimiento del endeudamiento público en la UE ha sido, como lo fue en América Latina, consecuencia del crecimiento del endeudamiento privado. En ninguno de los dos casos, ni en América Latina entonces, ni en la Unión Europea ahora, el endeudamiento público se debía al excesivo nivel del gasto público, lo cual no fue obstáculo para que los gobiernos neoliberales, tanto en América Latina como en Europa, continuaran recortando tal gasto como medida para salir de la crisis.

Predeciblemente, tales medidas están empeorando la situación, como también ocurrió en América Latina. La respuesta de los Estados en aquel continente fue la represión frente a las protestas populares. Y cuando éstas alcanzaron dimensiones amenazantes a las estructuras del poder, la represión incluyó la disminución e incluso eliminación de las libertades e instituciones democráticas. La aplicación de las medidas de austeridad promovidas por el FMI e impuestas por los Gobiernos responsables, exigía para su propia pervivencia, la disminución, e incluso eliminación, de las libertades democráticas. Argentina, Chile, Uruguay y Brasil sufrieron dictaduras y regimenes autoritarios, conocidos por su brutalidad. Estas políticas de austeridad y represión son también las que se están llevando a cabo en muchos países de la UE, desde Grecia a Portugal, Irlanda, España e Italia. Y en Grecia no es descartable que haya de nuevo un golpe militar. Las autoridades de la Unión Europea ya han indicado su deseo de que no se realicen las elecciones programadas para este abril.

En América Latina, las movilizaciones populares forzaron cambios en las políticas públicas, que pasaron por la rotura de cada uno de cada uno de los países con la ortodoxia neoliberal exigida por el FMI. Varios de aquellos gobiernos interrumpieron el pago de los intereses de la deuda a la banca privada. Argentina, por ejemplo, dejó de pagar la deuda por tres años. Y a partir de entonces tales países intentaron establecer un bloque regional, rompiendo la dependencia del FMI. Estos son los orígenes de Mercado Común del Sur de América Latina (Mercosur), con el deseo de establecer su propio organismo económico internacional. Tal futuro no es descartable en la Unión Europea por muy poco visible que sea esta posibilidad ahora. Pero no debería olvidarse que las movilizaciones populares en América Latina consiguieron el fin de aquellas políticas y los cambios de los gobiernos que las impusieron a la población, sin que tuvieran un mandato popular, tal como está ocurriendo ahora en España.

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