Article publicat per Vicenç Navarro a la revista digital SISTEMA, 8 de juny de 2012
Aquest article assenyala que la percepció generalitzada que la pròpia existència de l’euro està en perill està basada en uns supòsits que són erronis. L’euro no està en perill, doncs el sistema financer europeu basat en la banca alemanya s’ha beneficiat enormement de l’existència de tal moneda. La influència de tal grup de pressió sobre les institucions europees explica la permanència de l’euro així com la de Grècia dins de l’Eurozona.
Un componente que insistentemente la sabiduría convencional reproduce es que el euro está en peligro. Se repite con gran frecuencia que el euro colapsará, conllevando la desaparición de la Unión Europea. Los autores que transmiten tal previsión parecen desconocer cómo se estableció el euro y qué objetivos tenía su creación. Miremos los datos. El euro se estableció bajo una serie de condiciones impuestas primordialmente por el capital financiero alemán (básicamente la banca) y también, por cierto, por el establishment empresarial industrial de aquel país, orientado principalmente a la exportación. Tales condiciones consistían en mantener el dominio monetario e industrial del Estado alemán en el centro del espacio monetario que pasó a llamarse la Eurozona. Y lo han conseguido exitosamente. Y si no se lo cree el lector, que mire los datos. Hoy los bonos del Estado alemán son los más seguros de Europa, lo cual determina un flujo de capitales de la periferia, los países GIPSI (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) al centro, Alemania. Esto responde a un diseño y sus resultados eran fáciles de prever, como algunos de nosotros –muy pocos- lo predijimos. Los famosos desequilibrios dentro de Europa, que han sido la base para predecir (como ha hecho erróneamente Paul Krugman) la desaparición del euro, han beneficiado enormemente al establishment monetario-industrial alemán. Cuando las economías GIPSI crecían espectacularmente, lo hacían primordialmente con capital alemán prestado, el cual consiguió pingües beneficios. Y en momentos de recesión en los países GIPSI, el flujo de capitales va al revés, de la periferia al centro. El sistema trabaja a la perfección para el establishment financiero e industrial alemán, contando para su desarrollo con instrumentos dominados por el capital financiero alemán, tales como el Banco Central Europeo, que impone un castigo a los países GIPSI en caso de que no devuelvan el dinero a la banca alemana, que era la que se lo prestó. Éste es el objetivo de la creación de un falso problema –el de la deuda pública- que contribuye a este flujo de capitales hacia el centro. Es un diseño perfecto.
Es más, cuando la banca y la industria exportadora alemana consiguieron la disciplina y control salarial del mundo laboral alemán (lo cual consiguió el canciller Schröder con sus “reformas 2010” que debilitaron al mundo del trabajo en su país) estaban en una situación competitiva inmejorable, pues a los países periféricos no se les permitía utilizar el cambio de moneda para reducir el coste de sus exportaciones. El euro fue una bendición para la industria alemana, pues tenía a sus competidores aferrados a la moneda que no podían devaluar para poder competir con ellos. El euro significó así el estancamiento de la industria en los países GIPSI, pues la única manera de competir era bajando los salarios (podría, por cierto, haber bajado los beneficios, pero esto ni siquiera se consideró) para conseguir la devaluación doméstica, pero debido a los salarios alemanes proporcionalmente bajos (en relación a su productividad), era prácticamente imposible alcanzar el nivel de productividad alemán.
El resultado de esta situación es perfecto para la burguesía (término que ha desaparecido incluso de la terminología actual) financiera e industrial alemana para la cual el euro ha sido lo mejor que le podía haber ocurrido. Y si le va bien a tal clase social, el euro no desaparecerá. Es más, cuenta con la colaboración de las burguesías nacionales que utilizan la crisis actual, incluyendo la falsa crisis del euro, para conseguir lo que siempre han deseado: eliminar los sindicatos y el Estado del Bienestar. Y lo están también consiguiendo. (Ver mi artículo “La transformación de la Europa Social a la Europa Neoliberal”. Sistema Digital. 01.06.12).
Hablar de que el euro desaparecerá es no entender el contexto político que determinó la creación de tal moneda. La salud del euro se ve en su valor comparado con otras monedas. Continúa estando por encima del dólar, y lo estará por mucho tiempo. Y ello como consecuencia de que el capital financiero europeo es más fuerte en la Unión Europea que en EEUU, y su influencia política es mucho mayor que en aquel continente.
POR QUÉ GRECIA NO SALDRÁ DEL EURO
Otra aseveración que se está reproduciendo en los medios es que Grecia saldrá del euro. En realidad, aunque Grecia lo deseara, el establishment alemán y la troika no se lo permitirán. Véase la intervención tan abusiva de la Comisión Europea en la política interior de Grecia, favoreciendo descaradamente a los partidos políticos que, apoyando la austeridad, desean permanecer en el euro, aceptando dócilmente el mandato de la troika. Grecia tiene la utilidad de poder ser presentada como despilfarradora que merece su castigo. Pero por castigo se entiende la continuación de las políticas de austeridad impuestas al país, en lugar de su expulsión del euro. La salida de Grecia del euro tendría un coste enorme para Alemania. Las pérdidas podrían alcanzar 300.000 millones de euros. El efecto contaminante sería imposible de evitar. Y forzaría una inversión enorme por parte del BCE y Alemania a fin de que no se colapsaran España e Italia. Y de ahí que no lo permitirán.
Sé que lo que yo estoy diciendo se leerá con gran escepticismo, incluso por lectores de izquierdas. En mis artículos he documentado la falsedad del problema de la deuda, y como éste, así como el supuesto peligro de muerte del euro, se está utilizando para el beneficio de unos pocos a costa de muchos. Pero si no me creen esperen y verán cómo ni el euro desaparecerá ni Grecia saldrá de la Eurozona.