Publicat al diari digital el PLURAL, 28 d’agost de 2009
Aquest article detalla les conseqüències negatives de l’assegurament sanitari privat, prenent EEUU (el país on tal assegurament ha adquirit major extensió) com a punt de referència. L’article senyala les pràctiques que la gran majoria de tals companyies d’assegurances privades realitzen per a optimitzar els seus beneficis. Mostra també com el poder que tenen a EEUU, on la seva enorme influència sobre les institucions polítiques d’el país, disminueix la representativitat democràtica de tals institucions.Una propuesta que economistas y políticos liberales promueven en España es la privatización de la sanidad pública española mediante la desgravación del aseguramiento sanitario privado, facilitando así, la sustitución del Servicio Nacional de Salud por un sistema de Aseguramiento Sanitario Privado. Tanto el Partido Popular, como Convergencia i Unió han propuesto incrementar la desgravación de las pólizas de aseguramiento privado, tanto las colectivas (realizadas por empresas u otros colectivos, que ofrecen cobertura sanitaria a sus empleados), como las individuales. Las primeras –las colectivas- ya se desgravan en España. Y lo que proponen ambas opciones políticas liberales es que tal desgravación se extienda a las segundas. Propuestas parecidas están siendo promovidas por algunas voces de centro izquierda, que argumentan que la extensión del aseguramiento privado diluiría la presión asistencial que existe en la sanidad pública como consecuencia de la escasez de recursos.
En otro artículo, publicado en el semanario Sistema Digital (31.07.09), he descrito los enormes problemas que el aseguramiento privado de la sanidad conlleva y cuyo mejor ejemplo es EEUU, el país del mundo en que este aseguramiento privado de la sanidad ha alcanzado mayores dimensiones (ver Navarro, V. “El Modelo Liberal Sanitario: EEUU” en Sistema. Ver también sección EEUU en www.vnavarro.org). En EEUU, la mayoría de la ciudadanía paga una póliza a las compañías de seguros (bien directamente, o bien a través de la empresa donde trabaja), la cual contrata médicos y hospitales para la provisión de servicios. Además de la póliza, el ciudadano paga también parte de la factura médica (en sistemas de copagos que pueden alcanzar cifras elevadas), en el momento de utilización de aquellos servicios. Más del 40% de personas que están muriéndose, como consecuencia de tener una enfermedad terminal, dicen estar preocupadas sobre como ellos o sus familias pagarán las facturas médicas. Y ello a pesar de que, la mayoría de ellos, tienen un aseguramiento privado.
Las compañías de seguro (que, aún cuando existen 1.500 de ellas, en realidad las 10 más importantes controlan casi el 70% de todo el mercado) son las que centran la financiación y gestión del sistema sanitario estadounidense. Tal sistema privado de la sanidad es enormemente rentable para las compañías de seguros. Las diez aseguradoras sanitarias más importantes están entre las empresas con mayores beneficios en aquel país. Así de 2000 a 2007 sus beneficios crecieron enormemente, pasando de 2.400 millones de dólares a 12.900 millones. Y sus directores están entre los mejor pagados en EEUU (un promedio de 12 millones de dólares al año). El que fue en su día director de CIGNA, una de las mayores compañías de seguros sanitarios en EEUU, el Sr. Wendell Potter (que se ha convertido en uno de sus mayores críticos), ha mostrado en una serie de informes que se han difundido ampliamente en EEUU, como tales compañías consiguen estos altos beneficios. Éstos se basan en 1) seleccionar a los pacientes, rechazando a aquellos pacientes que tienen mayores necesidades (como enfermos crónicos); 2) eliminar de sus listas a aquellas personas aseguradas que desarrollan condiciones crónicas o requieren cuidados costosos; 3) reducir la cobertura sanitaria (la extensión de los beneficios a los que los asegurados tienen derecho), así como aumentar los copagos. Como consecuencia de estas y otras políticas, el número de personas en EEUU que no tuvo ninguna cobertura sanitaria, durante el periodo 2000-2007, ascendió de 38 a 45 millones al año.
Tal sistema de aseguramiento privado es enormemente costoso e ineficiente. EEUU es el país que gasta más en sanidad (17% del PIB), teniendo a la vez el porcentaje mayor de la ciudadanía deseosa de un cambio profundo en el sistema. Sólo un 21% de ciudadanos estadounidenses están satisfechos con tal sistema. Ello explica que el tema sanitario se haya convertido en el tema doméstico más importante de EEUU, después de la crisis económica. La Administración Obama está proponiendo cambios que podrían reducir el protagonismo de las compañías de aseguramiento privado en la gestión de la sanidad estadounidense. De ahí que tales compañías se hayan movilizado para parar cualquier intento de reforma.
El poder político y mediático de tales grupos de presión
El poder de tales compañías de seguros es enorme y se materializa a través de sus aportaciones a las campañas electorales de los políticos que toman decisiones en el Congreso de EEUU que afectan a sus intereses. Tal sistema de financiación de las campañas electorales (que en la mayoría de países europeos sería ilegal y sería considerado corrupción) explica que los presidentes de los comités que afectan a tales compañías de seguros estén claramente influenciados por tales fondos. Un ejemplo, entre muchos, es el senador demócrata Max Baucus, el Presidente del Comité de Finanzas del Senado Estadounidense, un comité clave en la aprobación de cualquier legislación que afecte a las compañías de seguro. Tal senador ha recibido más de 5 millones de dólares de industrias sanitarias – incluyendo compañías de seguros privadas-, lo cual explica su resistencia a intervenir y regular tales compañías. En general, estos fondos van tanto a políticos republicanos como a políticos demócratas, aún cuando, históricamente, han apoyado más frecuentemente al Partido Republicano que al Partido Demócrata. Hoy, el Partido Republicano se ha convertido en su mayor portavoz. Tal Partido está hoy hegemonizado por la ultraderecha estadounidense, radicalizada por las derrotas que ha sufrido en las últimas elecciones, adoptando posturas que, en Europa, encajarían con la ultraderecha. Fraga Iribarne, por ejemplo, estaría más a la izquierda que la mayoría de los miembros dirigentes de tal Partido. Su chauvinismo de carácter racial, nacionalismo extremo y fundamentalismo religioso han adquirido dimensiones amenazantes para la democracia estadounidense. Uno de los lobbies económicos que están financiando tales movimientos en la órbita del Partido Republicano es, precisamente, la industria aseguradora sanitaria.
Otra expresión del poder de las compañías de seguros son los medios de información a los cuales tienen acceso (entre los que destaca la compañía televisiva de ultraderecha, FOX) y en los que promueven sus puntos de vista. Uno de sus presentadores es Glen Beck, que en un programa reciente indicó que le gustaría envenenar a la Presidenta demócrata del Congreso, la Sra. Nancy Pelossi, que es dirigente del movimiento a favor de incluir un aseguramiento público en las propuestas al Congreso.
Tales compañías promueven también sus opiniones a través de los grandes canales de televisión, mediante la compra de largos espacios televisivos que están a su disposición, previo pago de grandes cantidades de dinero. Estos anuncios televisivos no se presentan como financiados por tales compañías de seguros. La gran impopularidad de tales compañías de seguros explica que utilicen otras organizaciones (que ellas mismas crean), que aparecen como organizaciones espontáneas en defensa del paciente, organizaciones que promueven los puntos de vista de tal industria. Tales organizaciones, la mayoría relacionadas con el Partido Republicano, están ahora altamente movilizadas en contra de los proyectos de Reforma Sanitaria de la Administración Obama. Como ya he mencionado, tales organizaciones actúan con gran agresividad, interrumpiendo reuniones de asociaciones vecinales, convocadas por los miembros demócratas del Congreso, para presentar sus propuestas de reforma, con el objetivo de que no se realicen tales reuniones. Sus anuncios televisivos distribuyen falsedades obvias como, por ejemplo, indicar que la reforma Obama negará la atención médica a los que tengan ciertas condiciones crónicas, con el fin de que se mueran antes. Su manipulación no conoce límites.
Esta situación debiera conocerse ampliamente en España, no sólo por lo que respecta a las enormes insuficiencias de la democracia estadounidense (idealizada en muchos medios españoles), sino también para percatarse de las consecuencias de copiar el modelo liberal de aseguramiento privado de la sanidad, el cual ha conducido a EEUU a una situación enormemente insuficiente, injusta, y escasamente democrática.
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