Article publicat per Vicenç Navarro al diari digital EL PLURAL, 2 maig 2011
Aquest article presenta un debat que està passant a la Gran Bretanya sobre les retallades de despesa pública social realitzades pel govern de David Cameron, que aquest presenta com a inevitables i necessàries per a reduir el dèficit i respondre a les exigències dels mercats financers. Economistes com George Irvin (autor del best-seller Super Rich: The Growth of Inequality in Britain and The United States), entre altres assenyala que una reducció del dèficit de l’estat, més gran que l’aconseguida per aquestes retallades, seria la correcció del frau fiscal del qual es beneficien les rendes superiors i la banca. L’article discuteix la rellevància d’aquest debat a la situació a Catalunya i a Espanya.
Si uno pudiera mantener una cierta distancia con lo que está ocurriendo en nuestros países en este lado del Atlántico y tomarse el lujo de verlo como mero observador, podría ver la situación actual como una tragicomedia. El grado de cinismo al cual se ha llegado en algunos círculos gubernamentales de países de la Unión Europea alcanza niveles que rebasan lo trágico para convertirse en cómico.
Un claro ejemplo lo estamos viendo actualmente en la Gran Bretaña donde unas políticas públicas de recortes draconianas de gasto público social están afectando claramente el bienestar social y calidad de vida de las clases populares de aquel país. La razón que el gobierno Cameron ha dado para justificar tales recortes es que hay que eliminar el déficit estructural del estado que se calcula que alcanza los 40 mil millones de libras esterlinas, equivalente a casi 45 mil millones de euros. Tales recortes (que, por cierto, no estaban incluidos en su programa electoral) han movilizado a grandes sectores de la población británica, habiéndose vivido las demostraciones callejeras más grandes nunca vistas en el país. La última fue de medio millón de personas en Londres. Hasta aquí la tragedia.
Donde comienza la farsa y la comedia es en el hecho de que todo este sacrificio es innecesario pues existen otros medios para eliminar el déficit estructural del estado. Como bien ha señalado George Irvin, Catedrático de Economía Política de la Universidad de Londres, autor del best-seller “Super Rich: The Growth of Inequality in Britain and The United States.” (Polity Press. 2008), y una de las mentes económicas más claras de aquel país, esta cifra podría conseguirse fácilmente corrigiendo la enorme evasión fiscal de los superricos de la Gran Bretaña. Como él mismo documenta, los ricos se han convertido en superricos durante estos últimos treinta años. En la Gran Bretaña, el 1% de la población posee más del 50% de toda la riqueza del país. El centro de este mundo de los superricos es la banca. Según el propio Ministerio de Hacienda del Gobierno de la Gran Bretaña, la evasión fiscal en la Gran Bretaña (realizada predominantemente por la banca) representa el 7% del PIB, una cantidad varias veces superior a la cantidad que espera ahorrar el estado como consecuencia de los recortes. Irvin añade que tal evasión de pagar impuestos por parte de los superricos se realiza a través de la City, el centro financiero londinense, desviándose el dinero a los paraísos fiscales de las Islas Caimanes, Bermuda y Gibraltar, paraísos fiscales que el gobierno Cameron defiende (como también lo había defendido antes el gobierno Brown) oponiéndose (bajo la influencia de la City) a que dejen de existir. Mientras, el Sr. Cameron sale en bases diarias en la televisión británica, mirando al pueblo británico cara a cara, y le dice que hay que hacer sacrificios. Y ni siquiera se sonroja.
Algo semejante está ocurriendo en Cataluña, donde el gobierno CiU (que había citado al gobierno Cameron como su modelo a seguir) está llevando a cabo políticas de recortes semejantes a las que está implementando el Sr. Cameron. Y el PP había también indicado su admiración por el gobierno Cameron. Todos ellos están a favor de recortes sustanciales de gasto público (que no incluyó CiU en su programa electoral y que tampoco incluirá en su programa el PP) junto con la aprobación de ventajas fiscales a los superricos, con notable indiferencia al fraude fiscal y a los paraísos fiscales. Todos ellos, también en bases diarias, le dicen a la población que hay que hacer sacrificios. Y ni se sonrojan.
Un último dato. Incluso el Fondo Monetario Internacional (una institución de clara sensibilidad neoliberal) ha reconocido que la mayoría del déficit del estado estructural se debe a los recortes de impuestos que ha ido ocurriendo en la mayoría de países de la OCDE en los últimos treinta años y que han beneficiado primordialmente a las rentas superiores. Revirtiendo estos recortes, tales países eliminarían sus déficits públicos. En España, el sindicato de los inspectores de Hacienda han indicado que revirtiendo los recortes de los impuestos y otros beneficios fiscales aprobados en los últimos quince años, el estado podría ingresar alrededor de 35.000 millones de euros que es una cantidad mucho mayor a la que el estado espera ahorrar congelando las pensiones, y reduciendo el empleo público. Todos estos datos muestran lo erróneo que es la insistencia del mensaje (que también ha hecho suyo el Gobierno Zapatero), promovido en los medios, de que no hay alternativa posible a los recortes sociales. Esta falsedad ha alcanzado la categoría de dogma en las culturas de los establishments políticos y mediáticos del país, y que como tal dogma se reproduce a base de fe (que alimenta la doctrina neoliberal), en lugar de la abundante evidencia científica que muestra el error de sus supuestos.
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