Article de Vicenç Navarro, 21 de juny de 2011
Aquest article critica el comportament escassament democràtic dels mitjans de més difusió a Catalunya i a la resta d’Espanya, com ho testifica el programa El debat de BTV que no ofereixen la diversitat ideològica que hauria d’existir en un sistema democràtic. En aquest moment aquests mitjans estan reproduint la saviesa convencional neoliberal, intentant convèncer la població que no hi ha una altra alternativa a les polítiques de retallades que els governs català i espanyol estan imposant. L’article detalla també el vulgar i groller intent de desacreditar acadèmics defensors del moviment 15-M al programa El debat de BTV.
¿Qué está ocurriendo en nuestro país?
Estamos viendo, tanto en Catalunya como en España, una movilización continua y constante en contra de las políticas públicas que se están llevando a cabo por los gobiernos catalán y español que incluyen recortes de gasto público social, que financia el subdesarrollado estado del bienestar de nuestro país. Tales políticas se están justificando con el argumento de que así lo exigen los mercados financieros y las autoridades de la Unión Europea, aun cuando no existe un mandato popular que las apoye. En realidad, las encuestas muestran una amplia y clara desaprobación y rechazo hacia tales políticas, y ello a pesar de la enorme movilización de los mayores medios de difusión del país, tanto públicos como privados, que señalan la inevitabilidad y necesidad de que tales recortes se realicen.
Es en este contexto en el que apareció solo hace un mes el movimiento 15-M que sorprendió a las estructuras de poder (lo que la terminología anglosajona define como el establishment) tanto políticas como mediáticas por su intensidad y por su apoyo popular. Según las encuestas, la gran mayoría de catalanes y españoles apoyan su protesta frente a tales políticas de recortes y simpatizan con sus propuestas que consisten en mejorar la muy insuficiente democracia española, resultado de una Transición de la dictadura a la democracia que fue muy inmodélica como resultado del enorme dominio que las fuerzas conservadoras tenías sobre los aparatos del estado español y catalán.
Una de estas movilizaciones fue la ocurrida el día 15 de junio en Barcelona cuando el movimiento 15-M protestó la aprobación en el parlamento catalán de un presupuesto que incluía los recortes de gasto público social más acentuados que se hayan hecho en la historia de Catalunya, recortes que según el Presidente Artur Mas se tenían que realizar para responder a las exigencias de Bruselas. Durante esta demostración, un grupo de violentos agredió a parlamentarios en su intento de intentar entrar al Parlament. Estos hechos se utilizaron inmediatamente por parte de los establishments políticos y mediáticos para desacreditar a todo el movimiento 15-M y ello a pesar de que tal movimiento había condenado tales actos de violencia y denunciado a aquellos violentos, clarificando que tales individuos o grupos no eran parte del movimiento 15-M. Este movimiento convocó días después una manifestación, para el 19 de junio, en Barcelona, que movilizó uno de los números más grandes de personas que se hayan visto en las calles de la ciudad durante el periodo democrático. Solo la protesta del Estatut fue comparable en magnitud. La capacidad de movilización del movimiento 15-M sorprendió a las estructuras de poder que continúan, intentando por todos los medios, desacreditarlo.
La manipulación del programa El debat de BTV, en su mal llamado debate sobre el movimiento 15-M
Un ejemplo, de este intento, grosero y vulgar, es lo que ocurrió el día 20 de junio en El debat de BTV. Durante el día, periodistas de este programa insistieron en varias ocasiones en venir a verme a mi despacho para hacerme una entrevista sobre el movimiento 15-M, como firmante que había sido de una carta protestando la falta de objetividad en los medios en su cobertura de tal movimiento. Tales periodistas me indicaron que el programa (el cual yo no conocía) quería hacer una serie de entrevistas a varias personas, críticas y favorables del movimiento 15-M, lo cual me pareció razonable y acepté hacer la entrevista. Lo que no me comentaron fue el diseño del programa, que pone a las personas entrevistadas en una situación impotente frente a las críticas de los tertulianos que están en la mesa de debate, cuya función es discutir y analizar las entrevistas realizadas. De estos seis tertulianos, cinco eran claramente contrarios al movimiento 15-M, y solo uno estaba a favor. Fue, en realidad, un linchamiento mediático hacia aquellos que defendíamos el movimiento 15-M, que fuimos Jordi Borja, otro firmante de la carta de protesta, y yo. El Sr. Artur Mas, Presidente de la Generalitat, no fue entrevistado, pero sí apareció en el programa indicando que no habían otras alternativas de las que se estaban haciendo, mensaje que se había también subrayado en la introducción del mal llamado debate por parte de Jordi Llompart, el director del programa, que había trabajado durante la época convergente en la televisión pública catalana TV3, y ahora en BTV, la televisión pública del municipio de Barcelona.
La única diferencia entre los cinco tertulianos contrarios al 15-M fue su grado de hostilidad, incluyendo personal a Jordi Borja y a mí. En mi presentación en el programa, acentué tres puntos: uno era que las protestas del movimiento 15-M eran justas y a favor de la democracia, añadiendo presión para que se realizaran cambios muy sustanciales en la limitada democracia española. El segundo punto que acentué fue que existía gran simpatía popular, muy acentuada entre las clases populares, hacia este movimiento. Y tercero, que eran continuadores de los que luchamos por la democracia en este país durante la dictadura. Tal movimiento aboga por mejorar la democracia representativa, exigiendo cambios en la ley electoral, muy discriminatoria en contra del tercer partido del país, y el segundo de izquierdas (entre otros cambios), y añadir elementos importantes de democracia directa (como referéndums) a la democracia española.
Las respuestas a estas observaciones fueron por parte de la mayoría de tertulianos de clara hostilidad a nivel personal, llena de datos ofensivos y clara manipulación. El primero de iniciar las respuestas fue el señor Salvador Cot, que fue subdirector del Avui. Avui ha sido históricamente la voz de la derecha catalana de tintes nacionalistas de clara orientación partidista, siendo durante muchos años más un órgano de propaganda de las derechas nacionalistas catalanas, que un instrumento de información. Su objetivo era más la persuasión que la información. En su respuesta a mis observaciones, el que había sido subdirector de tal diario, me acusó de demagogo (adjetivo utilizado con gran frecuencia por las derechas para insultar a las izquierdas, cuando carecen de argumentación intelectual, como en este caso). No explicó porque lo que yo decía era demagógico. Añadió luego una clara falsedad de la cual es obvio que es consciente. Indicó que toda una universidad, la Universitat Progressista d’Estiu (UPEC), se había establecido por el gobierno tripartito, para que yo la dirigiera. La verdad es muy distinta y tal señor lo sabe, pues es ampliamente conocido. La UPEC se inició a propuesta de los movimientos sociales, de los sindicatos, y de las juventudes de los partidos progresistas. No fue una iniciativa del gobierno de la Generalitat. Es más, me parece un insulto personal que alcanza dimensiones de gran ridiculez, trivializar tal institución indicando que se había hecho como un regalo para que yo la dirigiera. Yo, con muchos otros, fundamos esta universidad y fue un honor para mí que posteriormente todos los representantes de estos movimientos me eligieran para ser el rector. El señor Cot es muy poco cuidadoso en su descripción de la realidad, lo cual apareció repetidamente durante todo el programa.
Apoyándole en su acusación y ofensa personal estaba otro tertuliano, Juan Carlos Girauta. Un periodista que ha colaborado con la ultraderecha (Libertad digital, por ejemplo) y que en un debate realizado en TV3 llegó a justificar el golpe fascista militar liderado por el General Franco. No requiere mayor introducción. Como ya era predecible este señor intentó mostrar los actos violentos enfrente del Parlamento como medida de descrédito del movimiento 15-M.
Siguiendo al señor Girauta continuó Montserrat Nebreda (que en su día se presentó como candidata del PP) que, presentando su acuerdo con el señor Cot, me definió también como demagogo, indicando de que yo en realidad no conocía nuestro país y que la crítica que hacía del sistema político y mediático del país era aplicable a Estados Unidos donde yo había vivido mucho tiempo, pero no a Catalunya o España. Dijo que en Estados Unidos había lobbies que influenciaban al poder político pero ello no ocurría en España. No creo que tampoco sea necesario añadir ningún comentario.
Siguió el señor Toni Bolaño, quién insultó al señor Jordi Borja por haber sido dirigente del PSUC durante la clandestinidad indicando que él mismo había sido miembro del PSUC pero que ya lo había superado. Las implicaciones eran de que el señor Borja tenía que pedir disculpas por su pasado acusándolo de autoritario, reproduciendo el estereotipo dominante entre las derechas de que el PSUC era un partido caracterizado por su carencia de sensibilidad democrática.
Y por último, la señora Magda Oranich, exregidora de Convergència i Unió, que sin mostrar hostilidad, sí que fue ofensiva (aunque seguramente ni siquiera se dio cuenta) al mostrar una enorme condescendencia con el movimiento 15-M terminando sus observaciones con el apunte de que hay que escucharles, pero no solo a ellos, obviedad que asumía que el movimiento deseaba tener una monopolización en la presentación de argumentos, cuando la realidad mostraba que tal monopolización aparece en los medios en su escasa diversidad de opiniones, como quedaba reflejada en la composición de aquella tertulia. Solo un tertuliano, Andreu Mayayo, Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Barcelona, defendió al movimiento 15-M y, también así se lo agradezco, a mi persona. El formato del mal llamado debate excluía la posibilidad de que los linchados pudiéramos responder a los ataques personales y de otro tipo que la mayoría de tertulianos infringió en nuestras personas.
Esto es lo que los medios entienden por libertad de expresión y democracia. Hay que admitir que este caso fue un caso extremo y exagerado pero bastante representativo de lo que entienden los medios por diversidad. La mayoría del pueblo catalán muestra en sus encuestas que son de centro izquierda e izquierda. Y lo mismo ocurre en España. Y mientras, tenemos que aguantar y tolerar que la mayoría de los debates y tertulias (con algunas excepciones) en los medios públicos pagados por los ciudadanos están claramente sesgadas hacia la derecha e incluso la ultraderecha. Es indignante.
Una última observación. Uno de los elementos más positivos del movimiento 15-M es el no adoptar una postura pasiva frente a unas instituciones de escaso desarrollo democrático. Ello incluye también los medios públicos de comunicación. De ahí que yo animo a los lectores de este artículo que se encuentren indignados por el comportamiento del programa El debat de BTV, así como otros parecidos, a que se movilicen protestando tales comportamientos. Yo tengo un blog con un número de visitas diarias que alcanza en ocasiones más de doce mil contactos. Supongo que un porcentaje considerable de estos contactos son simpatizantes de las posturas que sostengo. Les rogaría que cuando en su vida cotidiana escucharan programas de radio o televisión públicas que no son equilibradas en su composición y que subrepresentan sistemáticamente a las izquierdas, protesten por ello y llamen o envíen notas a tales medios criticándoles por su falta de sensibilidad democrática. Una democracia sana y sólida requiere una diversidad ideológica en los medios, diversidad todavía inexistente en nuestro país. La constatación de esta realidad aparece claramente en el mal llamado debate sobre la crisis. La mayoría de los medios de mayor difusión promueven el mensaje de que no hay otra alternativa posible para salir de la crisis que la de reducir los salarios y el estado del bienestar, excluyendo sistemáticamente voces que cuestionan tales tesis presentando alternativas posibles, tales como subir los impuestos de los grupos que se han beneficiado más de los recortes de impuestos de los años de bonanza, incluido la banca, y/o la nacionalización de sectores bancarios para garantizar el crédito y otras soluciones que entran en conflicto con los poderes fácticos que tienen una excesiva influencia en la vida política y mediática del país y que explica que tales voces críticas ni siquiera aparezcan en el mal llamado debate.
Y la ciudadanía es consciente de ello. De ahí que en la manifestación del 15-M hubo abucheos a los medios. Es probable que los de mayor difusión ignoren (y ridiculicen) tales políticas (como hizo el programa El debat de BTV). Pero ello lo hacen a un coste del que deberían ser conscientes. Cada vez se les ve con mayor claridad que son instrumentos al servicio de la estructura de poder, convirtiéndose en parte del problema, en lugar de su solución. Su responsabilidad por la deslegitimación del sistema político es enorme. Ha costado mucho llegar aquí, a la democracia incompleta que tenemos. Y cada vez aparece con mayor claridad que esta democracia es muy limitada. De ahí la importancia y urgencia de mejorarla. El comportamiento actual de tales instituciones así como de los medios de mayor difusión están deslegitimizando el sistema político a un gran coste. Son ellos los que lo están destruyendo, no los que salen a la calle. Son ellos, repito, los que reproducen los dogmas neoliberales que están dañando el bienestar de las clases populares, justificando unas políticas que la evidencia empírica muestra claramente que están beneficiando a una minoría a costa del bienestar de la mayoría de nuestra población.
Veure article en PDF