Article publicat per Vicenç Navarro, 10 de juliol de 2012
Aquest article analitza críticament la versió generalitzada en els mitjans de major difusió, que presenta els resultats de l’última reunió del Consell Europeu com valuosos per resoldre el problema de l’elevada prima de risc del deute públic i la manca de crèdit a Espanya. L’article indica que, ans al contrari, els empitjorarà.
La reunión del Consejo Europeo hace una semana se presentó como un gran éxito en los mayores medios de información españoles. Por lo visto, la Sra. Merkel dio su brazo a torcer y facilitó que pudieran tomarse medidas que permitirán resolver el problema de la elevada prima de riesgo de España e Italia, además de poder ayudar directamente a los bancos europeos en dificultades, sin tener que pasar por los Estados (aumentando su deuda pública). En España tal acuerdo se presentó unánimemente en los medios como un gran éxito del gobierno Rajoy. Me temo, sin embargo, que tal percepción está basada en un conocimiento limitado y sesgado de cómo funcionan los mercados financieros en el mundo. Veamos.
Ni que decir tiene que la intención de ir hacia un sistema bancario europeo es un buen paso, y también lo es que se establezca un mecanismo de ayuda a los bancos en dificultades, dentro de un sistema gestionado por una entidad europea central (que se asignó al Banco Central Europeo). Hasta aquí los pasos van en dirección que puede parecer correcta. Ni que decir tiene que quedan muchos temas por decidir, tales como el rol del BCE, la gestión de los bancos ayudados, la aclaración de lo que ocurre cuando un banco tiene que ser nacionalizado, y otros muchos temas.
Ahora bien, el problema grave en el que se encuentra el Estado español con su elevada prima de riesgo no se resolverá a través de los mecanismos acordados en esta reunión. Antes al contrario, podrían empeorarlo, tal como ha señalado correctamente Paul De Grauwe. En realidad, la vencedora fue, una vez más, la Sra. Angela Merkel, pues dio más poder al BCE, que es primordialmente un lobby de la banca, sin cambiar sus políticas.
Veamos de nuevo. El Consejo permitió que el ESM (European Stability Mechanism) estableciera un fondo de 500.000 millones de euros con el cual se pueda comprar deuda pública. Ello alegró a todos los que estaban preocupados con los elevados intereses que España e Italia tienen que pagar para vender su deuda pública. Pero esta cantidad es dramáticamente insuficiente para cubrir las necesidades de la deuda pública española (800.000 millones de euros) y/o italiana (2.000.000 millones de euros) con lo cual en casos de crisis, los inversores que compren deuda pública verán que el fondo del ESM va disminuyendo, les entrará pánico, e inmediatamente comenzarán a vender sus bonos, empeorando todavía más la situación.
Lo que se necesitaba, y continúa necesitándose, no es un fondo de ayuda que tenga fondos limitados, sino una institución que tenga fondos infinitos y que diga a todo el mundo que protegerá a la deuda pública de los Estados (y lo haga). Esto es lo que hace un Banco Central digno de su nombre, y esto es lo que debería hacer el BCE y no hace. El Banco Central Europeo puede imprimir dinero cuando y cuanto quiera. Ahora bien, con este dinero no compra deuda pública (excepto en contadísimas excepciones), sino que se lo presta a la banca privada, la cual es la que compra deuda pública. De este modo, a la banca privada le interesa que los intereses sean altos.
Si el BCE fuera un Banco Central, no sólo compraría sistemáticamente deuda pública directamente a intereses muy bajos, sino que lo haría con plena voz. Es decir, que todo el mundo sabría que el BCE no permitiría que los intereses de la deuda pública de cualquier país de la Eurozona sobrepasara un límite inasumible. Repito que esto es lo que debería hacer el BCE. Únicamente lo hace en bases excepcionales y casi clandestinamente (no avisa que lo hará) y sin ofrecer ninguna seguridad. Y ahí está la madre del cordero. Hasta que esto no se haga, la prima de riesgo continuará sin resolverse. Como subrayó la Sra. Merkel, esto no ocurrirá mientras ella pueda evitarlo. Y lo evitó, y la prima de riesgo española continúa por las nubes.
En cuanto al otro objetivo de los 100.000 millones de ayuda a la banca, esta ayuda se suma a los más de 500.000 millones de euros que la banca española y la italiana recibieron desde el pasado diciembre sin que tuviera ningún efecto en la disponibilidad de crédito. ¿Para qué tantos millones que los tendrá ahora que garantizar el Estado? Una mejor medida hubiera sido transferirlo al propio Estado, no a la agencia pública reguladora de la banca, sino a la agencia encargada de proveer crédito, el Instituto de Crédito Oficial (ICO), con el encargo de proveer crédito en términos razonables y asequibles a las personas y a las medianas y pequeñas empresas. Esto y otras medidas, como el establecimiento de cooperativas de crédito y bancos públicos a nivel estatal, autonómico y municipal hubiera sido más eficaces para proveer el crédito que dar más y más millones a instituciones financieras privadas que ya han probado su incapacidad para proveerlo.