Article publicat per Vicenç Navarro a la revista digital SISTEMA, 20 de juliol de 2012
Aquest article analitza com l’enorme concentració de les rendes i de la propietat que ha passat durant els darrers trenta anys als països de l’OCDE, resultat de l’aplicació de les polítiques neoliberals en la majoria d’aquests països, ha jugat un paper clau en la crisi financera i econòmica.
Uno de los fenómenos sociales y económicos más inquietantes que ha estado ocurriendo en las últimas tres décadas es el enorme crecimiento de las desigualdades, las cuales han crecido todavía más durante esta gran crisis económica y financiera que los países de la OCDE están experimentando. De ahí que haya aparecido un número considerable de estudios e informes de organismos internacionales que han intentado analizar las causas de tal crecimiento de las desigualdades. Entre ellos, el más conocido es el producido por la OCDE titulado Divided We Stand. Why Inequality Keeps Rising, publicado en 2011, y que generó gran interés y debate. Entre las causas que tal estudio consideró como de gran importancia estaba el cambio tecnológico que afectaba en gran medida a la distribución y la productividad dentro del mundo del trabajo y de las rentas generadas por él.
El estudio más reciente en esta bibliografía científica sobre las desigualdades es el publicado por el Center for Economic and Policy Research, de Washington DC titulado Missing the Story: The OECD’s Analysis of Inequality, en el que sus autores David Rosnick y Dean Baker critican extensamente el estudio de la OCDE mostrando serias limitaciones en la conceptualización y metodología del estudio. Muestran convincentemente que el enorme crecimiento de las desigualdades de los países de la OCDE no ha ocurrido entre la mayoría de la población (el 90%) que deriva sus ingresos de la renta del trabajo, sino entre una minoría muy exigua (el 1%) de la población que deriva sus ingresos de las rentas del capital y muy en especial del capital financiero (0,2% de la población) y todos los demás. El crecimiento de las rentas de estos últimos ha sido geométrico, es decir, explosivo. El documento muestra que este hecho ha ocurrido también en España, donde el mayor crecimiento de las rentas ha sido también en este 1% (y muy en especial en el 0,12%) de la población. En lenguaje normal y corriente, los súper ricos se han ido forrando de dinero.
Como bien señalan los autores, esta enorme concentración de las rentas (y también, por cierto, de las riquezas) no se debe al cambio del sistema educativo o a cambios tecnológicos, sino a las políticas públicas llevadas a cabo durante los últimos treinta años en la mayoría de países de la OCDE (iniciadas por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña), políticas conocidas en lenguaje normal y corriente como políticas neoliberales y que sistemáticamente han favorecido a las rentas del capital a costa de las rentas del trabajo. David Rosnick y Dean Baker muestran claramente que el debilitamiento de las instituciones que defienden los intereses del mundo del trabajo ha jugado un papel clave en esta redistribución de las rentas a favor de las rentas del capital y de la consecuente concentración tan acentuada de las rentas. Es importante y justo señalar que el informe de la OCDE había reconocido también la enorme importancia del debilitamiento de las instituciones que regulan el mercado del trabajo y garantizan la protección social para explicar también el crecimiento de las desigualdades. Pero los autores del CEPR ponen esta causa en el centro de su explicación, señalando convincentemente el papel clave que tal debilitamiento ha tenido en el crecimiento de las desigualdades.
David Rosnick y Dean Baker también señalan que otro factor determinante de esta enorme concentración de las rentas son las políticas fiscales llevadas a cabo por los Estados que sistemáticamente han favorecido de forma exagerada a las rentas del capital y a las rentas superiores a costa de las rentas de la mayoría de la ciudadanía. Basta sólo comparar los niveles de imposición de las rentas superiores en los años cincuenta en EEUU, por ejemplo, con tales niveles ahora. La diferencia es enorme.
El estudio de CEPR también señala lo que un número creciente de estudios está documentando y es que la concentración de las rentas está ligada a la expansión del sector financiero. Éste es uno de los hechos de mayor importancia para explicar la crisis y que menos atención ha recibido en los análisis de la crisis actual. La evidencia es abrumadora. A mayor concentración de las rentas, mayor es el crecimiento del tamaño del sector financiero medido como porcentaje del PIB. Y lo que es igualmente importante es que a mayor concentración de las rentas (en una minoría muy reducida de la población), mayor es la actividad especulativa del capital (y de las instituciones financieras), una de las mayores causas de la crisis.
Este comportamiento especulativo se basa en la escasa rentabilidad de la economía productiva, resultado de una escasez de demanda, consecuencia de la disminución de las rentas del trabajo. Esta disminución de las rentas del trabajo es la que está también detrás del enorme endeudamiento de las familias, endeudamiento que enriquece el capital financiero. Y ahí está la clave del problema, y que nunca aparece en los mayores medios de difusión, y ello debido a su propio endeudamiento y, por lo tanto, dependencia del capital financiero (los mayores medios de información y persuasión españoles tienen en sus consejos de dirección a representantes de las instituciones financieras que les han prestado el dinero). La crisis actual la han creado las políticas públicas neoliberales, que han determinado una gran concentración de las rentas y de la riqueza, lo que ha afectado negativamente la propia eficiencia del sistema económico. Pero, lo que es todavía peor es que esta concentración ha deteriorado enormemente la calidad de las instituciones democráticas, las cuales han pasado a ser meros instrumentos de tal capital financiero. Lo que está ocurriendo hoy en España es un claro ejemplo de ello.
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