Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 29 de julio de 2014, y en la columna «Pensamiento Crítico» en el diario PÚBLICO, 1 de agosto de 2014.
Este artículo señala que, en contra de lo que aparece en los medios, la política económica y fiscal del gobierno presidido por Matteo Renzi es profundamente continuista con las políticas llevadas a cabo hasta ahora en la Unión Europea, y que han causado el enorme descenso de la socialdemocracia en este continente.
La nueva estrella de la socialdemocracia europea es el Sr. Matteo Renzi, ex alcalde de Florencia y ahora Primer Ministro del gobierno italiano. Es presentado como una voz renovadora, portadora de aire fresco, que va a cambiar la imagen de la socialdemocracia europea, iniciando cambios tanto en Italia como en Europa que romperán con las políticas llevadas a cabo por gobiernos socialdemócratas previos y que resultaron ser enormemente impopulares. La socialdemocracia está de capa caída, y el Sr. Matteo Renzi se considera que podrá revertir la caída y recuperar el apoyo popular que en su día tuvo en Europa.
A los que hemos seguido la evolución de la socialdemocracia europea durante los últimos treinta años, esta fascinación por el Sr. Matteo Renzi recuerda muchísimo a lo que pasó cuando Tony Blair surgió como el nuevo líder del Partido Laborista, comprometido a modernizar el laborismo británico. Se promocionó como el nuevo líder que cambiaría el Reino Unido y Europa. Hoy, por cierto, treinta años después, Blair es una de las figuras políticas menos populares en el Reino Unido, tanto en el Partido Laborista como entre las clases populares y el principal electorado de este partido.
Un detalle significativo y sintomático, y para las personas de izquierdas, un detalle preocupante, es que el Sr. Matteo Renzi, como antes ocurrió con Tony Blair, ha sido recibido con los brazos abiertos por el establishment (es decir, la estructura de poder financiero, económico, político y mediático) de su país. En pocas ocasiones, desde la época Blair, los mayores medios de información y persuasión habían promocionado tan activamente una figura como la de Matteo Renzi ahora. Más de un rotativo lo ha definido como el estadista del año.
Las políticas económicas y fiscales del Sr. Renzi
Y es cierto que ha hecho reformas en Italia que parecían imposibles, lo cual le ha dado una gran credibilidad. Pero en las áreas donde se cuecen las habas, es decir, en las políticas económicas y fiscales, su “modernismo” es un mero “continuismo” de los gobiernos anteriores, incluidos los gobiernos de centroizquierda. A primera vista parecería que esto no es así. En realidad, Matteo Renzi dio una sorpresa agradable cuando criticó duramente los comentarios que había hecho el día anterior el Presidente del Banco Central alemán, el Bundesbank, en los que había criticado al gobierno italiano y al Sr. Matteo Renzi por querer flexibilizar las medidas de austeridad exigidas a Italia por el Banco Central Europeo. Le respondió que “el Bundesbank no tiene ninguna responsabilidad ni autoridad para opinar o meter sus narices en lo que no le toca, incluyendo la política doméstica italiana y europea”, añadiendo que “Europa pertenece a los ciudadanos europeos y no a los banqueros, sean estos italianos o alemanes”. ¡Ya era hora de que algún dirigente gubernamental en la Eurozona dijera algo parecido! No me imagino ni al Presidente Zapatero ni al Presidente Rajoy diciendo algo semejante. La cobardía y/o adaptabilidad de los dirigentes españoles hacia los poderes financieros es una marca conocida de los gobiernos españoles tanto conservadores y neoliberales como socioliberales. Es paradójico e incoherente que estos partidos gobernantes, más los de derechas que los de izquierdas, se presenten, por lo general, como patriotas, defensores de la soberanía de la ciudadanía española, percepción que intentan promover, a la vez que muestran un servilismo hacia dichos intereses financieros digno de mención. De ahí que las declaraciones del Sr. Matteo Renzi merezcan un aplauso y una distinción.
Ahora bien, cuando analizamos sus políticas en los temas económicos y fiscales (que son los que impactan más a las clases populares de Italia y de la Eurozona), vemos que el Sr. Renzi no se ha distanciado ni un ápice de lo que hacía el gobierno de centroizquierda anterior. Sus políticas económicas y fiscales son prácticamente las mismas. En realidad, en algunas áreas (como las políticas fiscales favorables a las rentas del capital) ha ido más lejos que los gobiernos anteriores. El supuesto conflicto entre la Sra. Merkel por un lado y el Sr. Renzi por el otro, es más una construcción mediática que una realidad. Y la mejor prueba de ello es el artículo que el Ministro de Economía del gobierno Renzi, el Sr. Pier Carlo Padoan, y el Ministro de Economía del gobierno Merkel, el Sr. Wolfgang Schäuble, escribieron conjuntamente en el diario del capital financiero estadounidense, The Wall Street Journal (26.06.14), en el que indican que “Berlín y Roma están de acuerdo en lo que la agenda económica europea debería ser”, esto es, “una agenda pro-business (pro-patronal) y pro-growth (pro-crecimiento)” que “se puede lograr aplicando por completo el marco fiscal existente” –es decir, a través de las medidas de austeridad, que deben ir acompañadas de mayor inversión y mayores reformas estructurales (lo que quiere decir, mayores reformas laborales encaminadas a reducir los salarios, lo cual no dicen, pero que es el término que se utiliza para definir tal tipo de reformas). Como es lógico, los sindicatos están más que alarmados, pues temen, con razón, que el entusiasmo de Renzi por los intereses de la patronal (con notables beneficios ligados a las rentas del capital) se traduzca en una reducción de las rentas del trabajo a favor de las del capital.
Hay políticas alternativas que el Sr. Renzi ni considera. Y como era de esperar, aquellas políticas se presentan como las únicas posibles. Y lo dicen tanto el Ministro de Economía alemán como el Ministro de Economía italiano: ¡No hay alternativas! Pero la evidencia muestra claramente y sobradamente que sí las hay (para el caso español, véase V. Navarro, J. Torres y A. Garzón, Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España, 2011). Es fácil de ver que hay políticas alternativas. En realidad, el Sr. Renzi se lo podría mostrar a la Sra. Merkel y a su Ministro de Economía, pues es bien conocido que el comportamiento de los gobiernos en la Eurozona varía según sea el gobierno y el Estado. Baste recordar que Alemania no estaría en el nivel de desarrollo económico en el que está sin que los Aliados no le hubieran cancelado nada menos que la mitad de la deuda que adquirió al terminar la II Guerra Mundial.
Pero el Sr. Renzi, que es una persona joven, no necesita ir tan hacia atrás. Solo hace unos años, Alemania tenía un déficit público por encima de lo que se permitía al resto de países de la Eurozona. Desde el año 2000 al 2006, el Estado alemán tuvo un déficit por encima del 3% del PIB, lo que se permitió sin que incurriera en ninguna sanción o amonestación. En realidad, Angela Merkel fue de las que pidió mayor flexibilidad por aquel entonces (lo cual consiguió). No estaría de más que el Sr. Renzi le recordara públicamente a la Sra. Merkel este hecho, repitiendo los argumentos que ella utilizó. Hasta ahora, el Sr. Renzi no lo ha hecho. En realidad, el Ministro de Economía y Finanzas del gobierno Merkel, el Sr. Wolfgang Schäuble, ha indicado, en una entrevista al Financial Times, que “no he oído [una demanda de mayor flexibilidad] ni del Primer Ministro italiano ni de ningún miembro del gobierno italiano”.
Y ahí está el problema de la socialdemocracia hoy en la Eurozona: que por mucho ruido mediático que hagan sus dirigentes, al final siguen las mismas políticas de austeridad, que muestran su estancamiento en el paradigma neoliberal, que continúa dominando el establishment europeo, incluido el socialdemócrata. Hasta que no rompa con este paradigma (en lugar de modificarlo), la socialdemocracia no renacerá y recuperará su identidad propia. La alternativa no es profundizar más en estas políticas, como anunciaba el Primer Ministro francés (la otra gran esperanza de la socialdemocracia), sino un cambio radical. Ello no se ve en el panorama económico y político de la socialdemocracia hoy en Europa.
Y ahí está el problema. El Sr. Pedro Sánchez, nuevo Secretario General del PSOE, presentado por los medios como la gran esperanza de la socialdemocracia española, no ha hecho propuestas que signifiquen un cambio profundo de dirección. Lo único que se le ha oído es una crítica al partido Podemos (llamándolo demagogo por haber pedido lo que debería ser obvio, es decir, que por razones de mera justicia, el gobierno español debería negarse a pagar la excesiva deuda acumulada debido al elevado comportamiento especulativo de la banca, consecuencia del enorme poder del capital financiero sobre el Banco Central Europeo). Sería aconsejable que el Sr. Pedro Sánchez se distanciara de estas políticas, que están destruyendo la socialdemocracia en Europa y en España.
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