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Publicado en la revista digital SISTEMA, 25 de septiembre de 2009

Este artículo analiza críticamente las propuestas hechas por la patronal española para salir de la crisis económica, concluyendo que en lugar de acelerar la recuperación económica, la retrasaría considerablemente.

Ha sido una constante en el pensamiento liberal, que predomina en el mundo empresarial y financiero español, que Estados Unidos es un país más eficiente económicamente que la mayoría de países de la Unión Europea (incluida España). Tal pensamiento considera que las economías de la UE están estancadas con un excesivo gasto público por una parte, y por unas supuestas rigideces de sus mercados de trabajo por otra. Este pensamiento (que ha adquirido la categoría de dogma) se reproduce constantemente en la prensa económica (muy influenciada por la banca y la patronal), habiéndose convertido en la sabiduría convencional del país. De tal lectura de la situación económica se derivan las propuestas hechas por la patronal, exigiendo la reducción del gasto público por un lado, y la desregulación de los mercados de trabajo por el otro. Según la patronal, esta necesidad se ha acentuado todavía más, ahora, con la crisis, atribuyéndose el retraso en la recuperación económica de la UE (y España) al excesivo gasto público y a la supuesta rigidez del mercado laboral.
Tal sabiduría convencional es promovida, sin embargo, a pesar de la acumulación de datos que muestran el error de tales tesis. Tal como ha señalado recientemente un informe del prestigioso Center for Economic and Policy Research de Washington (John Schmitt “Whatever happenned to the American Jobs Machine”), EEUU ha sido menos eficiente durante estos últimos años que la mayoría de países de la UE-15 (el grupo de países más avanzados de la UE), incluyendo España. Veamos los datos.
Si escogemos como indicador de eficiencia la tasa de creación de empleo podemos ver que durante el periodo 2000-2005 tal tasa anual fue en promedio en EEUU sólo un 0,7%, una tasa más baja que el promedio de la UE-15 (0,9%). España, por cierto, fue de un 4%, casi seis veces superior a la de EEUU. Una situación semejante ocurre en cuanto a la productividad laboral. Si consideramos la productividad por hora trabajada en EEUU como punto de referencia (100), vemos que varios países europeos tenían ya una productividad mayor (el año en que se aprobó la Estrategia de Lisboa por parte de la UE, el año 2000) que EEUU: Francia 103; Austria 109; Bélgica 110; Holanda 106 Y Noruega 136 (que no es de la UE). Todos estos países tienen un gasto público mayor y unos mercados de trabajo más regulados que EEUU y, en cambio, tienen mayor productividad que EEUU.
Lo mismo ocurrió en cuanto al crecimiento anual de la productividad. En EEUU el crecimiento anual promedio durante el periodo 2000-2007 fue de un 1,4%, semejante o menor que en muchos países de la UE: Alemania 1,2%; Gran Bretaña 2,3%; Francia 1,1%; Austria 1,8%; Bélgica 1,7%; Dinamarca 1,4%; Finlandia 2,9%; Holanda 4,1%; Suecia 1,9% y España 2,6%. Sí, ha leído bien, el crecimiento de la productividad fue mayor (casi el doble) en España que en EEUU durante aquel periodo.
La gran diferencia de la UE con EEUU no era, pues, en su productividad o en el crecimiento de la productividad. La diferencia fue en el número de trabajadores, más alto en EEUU que en la UE (excepto en los países escandinavos) y en el número de horas trabajadas. Esto último se debe a que el número de días de vacaciones es mayor en la UE que en EEUU, debido a que los sindicatos son mucho más fuertes en la UE que en EEUU. En realidad, si la población activa en la mayoría de países de la UE fuera tan elevada como en EEUU y el número de horas trabajadas por año en la UE fuera semejante al de EEUU, el PIB por habitante en la UE sería muy superior al de EEUU. El problema, pues, no es tanto la productividad sino la participación de la fuerza laboral.
Se mire como se mire, pues, el elevado gasto público y la regulación de los mercados no son responsables de una inexistente ineficiencia económica en los países de la UE. Ni tampoco el crecimiento del gasto público. Antes al contrario, este crecimiento es la causa de que un país se recupere más rápidamente que otro. Las propuestas de la patronal de reducir el gasto público, ahora en momentos de recesión, es un error mayúsculo. Estados Unidos se recuperará más pronto que la UE porque el crecimiento del gasto público ha sido equivalente a un 5,6% del PIB (mucho mayor que la UE), estimulando la economía y creando empleo (invirtiendo en los servicios públicos, como sanidad, educación, servicios del 4º pilar del bienestar –tales como escuelas de infancia y servicios de dependencia- y en las nuevas tecnologías, como energías renovables y biotecnología). En España esta inversión ha sido de un 2,5% del PIB, muy insuficiente para reducir significativamente el enorme desempleo. Es más, el estímulo presupuestario del gobierno federal estadounidense es por un periodo de tres años, en el que cada año el incremento del gasto es sólo ligeramente inferior al del año anterior. De ahí que la reducción del déficit público, junto con una bajada de impuestos que propone la patronal (y las derechas en España, el PP y CIU) sea una nota de suicidio económico.
La otra causa del retraso en la recuperación económica es la falta de crédito, consecuencia del excesivo poder que tiene la banca en España. Este enorme poder de la Banca explica que el Banco de España fuera insensible al enorme crecimiento de la burbuja especulativa del sector inmobiliario estimulado precisamente por la Banca. Tal insensibilidad, reflejada en las declaraciones del Gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez, es semejante a la que mostró otro ultraliberal, el gobernador del Banco Central Estadounidense, el Federal Reserve Board, Alan Greenspan, quien no se percató de que tal especulación era una bomba de destrucción masiva, que se generó durante su mandato. El Sr. Greenspan reconoció que se equivocó. El Gobernador del Banco de España no lo ha hecho todavía. Y no lo hará. Está todavía absorbido en su dogma liberal, orgulloso de lo que llama “la fortaleza del sistema bancario”, que no es más que la defensa de la banca a costa de los intereses de los usuarios. España es el país de la UE-15 donde las pequeñas empresas y los ciudadanos tienen más dificultades para conseguir créditos. Y ahí está la segunda causa del retraso de la recuperación económica. Otro síntoma del excesivo poder de la banca es la enorme rigidez empresarial reflejada en el comportamiento del complejo banca-inmobiliaria, responsable de que los precios de la vivienda continúen inflados, sin permitir el descenso (de un 30% del precio de la vivienda) que permitiría la reavivación del mercado laboral (ver mi artículo “Las rigideces del mercado bancario-inmobiliario”, El Plural, 21.08.09).
Una última observación. Por fin, parece que vamos a ver un cambio en la política fiscal y (esperemos) económica del país. Aplaudo la resistencia del gobierno Zapatero a ceder frente a la patronal y frente a la Brunete mediática liberal. La salida de Solbes (el guardián de la ortodoxia socioliberal en la UE y en España) ha movilizado al mundo liberal (en su dimensión económica y mediática) en alianza con la derecha cavernícola del país, para eliminar a Zapatero. Su esperanza es Joaquín Almunia, el otro guardián de la ortodoxia liberal en la Comisión Europea, que está presionando a los países de la UE para que reduzcan sus déficits.
Mis críticas a las políticas fiscales y económicas del gobierno Zapatero son bien conocidas. Pero, en este momento, no hay duda de que hay una movilización política y mediática que quiere eliminarlo porque están temerosos de un cambio que el país necesita. El giro a la izquierda en políticas económicas, fiscales y sociales es urgente y necesario (y popular). De ahí la enorme movilización que estamos viendo hoy en España para eliminar a Zapatero.

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