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Respuestas del profesor Navarro a las preguntas que le hizo la revista TEMAS PARA EL DEBATE sobre el futuro de la socialdemocracia. Agosto de 2010.

1- ¿Existe en estos momentos un modelo político o proyecto futuro de sociedad por parte de la socialdemocracia o de la izquierda en general?

El principio sobre el cual se basó el proyecto socialista de “a cada cual según su necesidad y de cada cual según su habilidad” es tan relevante y apto ahora como cuando se definió por primera vez, en el siglo XIX. La aplicación de este principio se da constantemente. El socialismo no es un proyecto que tendrá lugar el año A, día D, hora H sino que se construye y destruye en bases diarias en nuestras sociedades, sin que se vea, perciba o promueva bajo su nombre.
Los puntos clave en este proyecto es quién define “necesidad” y quién decide  la aplicación de este principio, lo cual nos lleva a redefinir el principio de democracia, el mayor reto que existe en nuestras sociedades. El gran problema de nuestros sistemas políticos es la enorme distancia entre los representantes y los representados. Estos últimos no se sienten representados por los primeros. Perciben a sus representantes excesivamente influenciados por grupos fácticos e intereses de clase, mediatizados por medios de comunicación y persuasión de escasísima diversidad ideológica (agentes de aquellos poderes fácticos o grupos corporativos que les controlan), que reproducen la ideología de los grupos y clases dominantes. La evidencia que apoya esta percepción es abrumadora. De ahí que las propuestas que se están haciendo para reavivar la democracia (abriendo, por ejemplo, las listas de las candidaturas en los partidos) sean tan insuficientes.
Hoy, el proyecto más revolucionario, y conflictivo, con las estructuras de poder es establecer una democracia en la que cada persona tenga la misma capacidad de decisión, pues a mayor aplicación de este principio mayor la práctica de aquel principio socialista. Pero, este cambio requiere unos cambios en los medios de producción de bienes y servicios (incluidos de información) sujetos a la voluntad popular en un sistema en que la democracia representativa (muy poco desarrollada) esté acompañada por la democracia directa (a partir de referéndums y otras formas de participación).

2.- ¿En qué consiste? ¿Cuáles deberían ser sus principales propuestas y objetivos?

La aplicación de aquellos principios exige unas políticas fiscales progresivas para garantizar la aplicación del principio “según su habilidad” y de unas políticas económicas y sociales que garanticen el principio de universalidad, “a cada uno según su necesidad”, dentro de un sistema auténticamente democrático tanto por sus reglas electorales como por el acceso a la información.

3.- ¿Cómo se podría avanzar hacia estas propuestas y objetivos? ¿Con qué apoyos? ¿Con qué procedimientos? ¿Con qué alianzas o acuerdos?

El 68% de la población de la UE-15 y el 74% de la población de España está a favor del principio enunciado al principio de la encuesta. La gran mayoría de la población (un 78% de la población) en la UE-15 (un 82% en España), los porcentaje más altos nunca registrado, creen que las desigualdades son demasiados elevadas y que no están basadas en méritos, sino en el poder diferencial que tienen las personas según su clases social. Nunca ha habido un hartazgo general más acentuado como ahora hacia la clase política (que se le ve como excesivamente sensible al mundo empresarial y financiero), hacia el mundo empresarial y hacia las instituciones políticas y mediáticas. Y el grado de credibilidad de los medios es bajísimo. Lo que se requiere son cambios al nivel de exigencias de los agentes sociales y partidos de izquierda con mayor radicalidad en sus objetivos y en sus medios. Con redescubrimiento de sus bases sociales, la clase trabajadora, ampliada con una alianza con las clases medias. El gran error de la socialdemocracia ha sido el de ir redefiniendo sus bases sociales, lo cual ha facilitado su captación por parte de un discurso liberal. La enorme crisis de la social democracia no es la crisis del socialismo, sino la crisis del socioliberalismo.

4.- ¿Sobre qué valores debe asentarse el modelo?

Las instituciones europeas deben cambiar profundamente desde el pacto de Estabilidad y el BCE (ambos instrumentos liberales), hasta el sistema de gobierno escasamente democrático. En España los partidos de izquierda tienen que democratizarse (dejando de ser camarillas de poder) y exigir cambios profundos, tanto en los medios de información y persuasión (los menos plurales hoy en la UE), como en las instituciones políticas, las menos representativas hoy en la UE. Y debe haber una segunda transición con cambios muy sustanciales, democratizando el estado español, incluyendo todos los niveles del gobierno y todos los aparatos del estado. Estas reformas profundas debieran ser estimuladas y facilitadas por los partidos de izquierda.

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