Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista TEMAS PARA EL DEBATE, abril de 2011
Este artículo muestra como Europa funcionaría si tuviera un sistema federal como Estados Unidos. El artículo señala que la estructura de la Unión Europea perjudica a los estados como España que no tienen la infraestructura de apoyo que tienen los estados en Estados Unidos.
Durante muchos años he estado señalando que, en contra de la opinión muy difundida por los medios neoliberales europeos, incluidos los españoles, el gobierno federal de Estados Unidos no es un estado liberal (es decir, un estado poco intervencionista en la vida económica), sino un estado keynesiano, en el que el Estado juega un papel fundamental en el desarrollo económico de aquel país. He vivido más de medio siglo en EEUU, habiendo trabajado tanto en las aulas universitarias como en los despachos de la Casa Blanca, y creo conocer bien EEUU. Todo mi conocimiento y experiencia confirman que el estado federal de EEUU es profundamente intervencionista. Y el problema de la UE y, muy en particular, de la Eurozona, es no tener una estructura federal como tiene EEUU. Supongamos que tal Eurozona tuviera un gobierno federal como EEUU. ¿Qué ocurriría?
Si, por ejemplo, un banco en Sabadell, en la provincia de Barcelona, en Catalunya, tuviera problemas de liquidez, el Banco Central Europeo, el BCE, (en EEUU, el Federal Reserve Board) le proveería liquidez, préstamo que se haría condicionado a una serie de circunstancias. El banco de Sabadell tendría que mostrar las causas de su problema de escasez de liquidez y si el Banco Central Europeo estuviera convencido de que el caso encajaba dentro del criterio de préstamos, el BCE le ofrecería el préstamo. Este préstamo se haría a condición de que facilitara la realización por parte del banco de su función pública, es decir, la provisión del crédito. Los préstamos actuales del Banco Central Europeo a los bancos no siguen este criterio.
Supongamos que, a pesar de las ayudas, el banco de Sabadell, al final, colapsara. Entonces el Banco Central Europeo podría dejar que colapsara, en cuyo caso los accionistas tendrían que absorber las pérdidas, o bien el BCE podría nacionalizarlo, es decir, que pasara a ser un banco público con los depósitos garantizados por la Corporación Federal de Ahorro Asegurado (Federal Deposit Insurance Corporation). En caso de que el Banco colapsara, el gobierno federal europeo dirimiría el reparto de los fondos del Banco entre los acreedores. En caso de nacionalización, el gobierno federal podría llegar a asumir el coste de la deuda privada, la cual nunca repercutiría en la deuda pública del Estado miembro de la UE, es decir, en este caso, de España. Es decir, los Estados de la Eurozona no tendrían nunca que absorber tal deuda privada. La consecuencia de estas políticas es que los bancos solventes no quedan contaminados con la crisis de la deuda pública de los estados, ni éstos quedan afectados por la deuda privada de los bancos en sus estados.
Por otra parte, cuando un estado experimentara dificultades en el pago de su deuda pública, el estado federal transferiría fondos a dicho estado, transferencia que ocurriría automáticamente. En la Eurozona, ello supondría que el gobierno de la Eurozona (que ni siquiera existe) transferiría a los estados con problemas de deuda (como Grecia o Irlanda) fondos que les permitieran resolver el problema, y todo ello sin intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), u otro tipo de intervenciones.
El problema, pues, de la Eurozona, no es que Grecia o Irlanda tengan una deuda pública muy acentuada, sino que no existe una estructura federal y un gobierno central que permita resolver el problema. El problema de la Eurozona no es un problema financiero, sino político. No existen las estructuras federales que permitan resolver los problemas que se den en esta unidad monetaria.
El contexto político del federalismo
En EEUU, el déficit y la deuda pública de Florida o California no amenazan la existencia del dólar. En la Eurozona, el déficit y la deuda pública de Grecia o Irlanda amenazan la viabilidad del euro. En realidad, es difícil, que Grecia e Irlanda puedan resolver el enorme problema del déficit y la deuda pública sin salirse del euro. Las políticas que están imponiéndose a estos países por parte de la UE y del FMI, están dificultando que puedan resolver sus problemas, pues están paralizando tales economías, condenándolas a un lento crecimiento económico. Esto es percibido correctamente por los mercados financieros como un riesgo mayor, pues en caso de bancarrota, ellos tendrán que pagar el pato. Y de ahí su resistencia a comprar deuda pública griega e irlandesa. Se establece así un círculo vicioso de imposible solución. La alternativa es crear una estructura federal semejante a EEUU. Pero ello es casi imposible. Hoy, la UE está dominada por las derechas que, en contra de lo que fueron sus antecesores, no tienen sensibilidad federal. Y las izquierdas gobernantes se han adaptado al esquema neoliberal pasando a ser parte del problema.
Tres últimas observaciones. La primera observación es que el estado federal de los estados nacidos fue constituido por los estados. Fueron ellos los que crearon el estado federal. No fue al revés, no fue el estado federal el que creó a los estados. Una situación semejante debería ocurrir en la Unión Europea. Ni que decir tiene que las posibilidades de que ello ocurra son muy lejanas en este momento. Pero lo que es importante en muchas ocasiones en la vida no es tanto la velocidad del cambio sino la orientación de tal cambio. Por otra parte esta estructura federal debiera estar sujeta al desarrollo de unas instituciones democráticas que permitieran su control por parte de los ciudadanos de los distintos estados que lo componen.
La otra observación es que esta Europa federal no puede ser, como lo es ahora, la Europa hegemonizada por el capital financiero que está incluso dificultando el desarrollo del capital productivo. El Banco Central Europeo debiera ser un Banco Central y no un lobby de la banca como es ahora. Debiera tener como misión no solo controlarla inflación sino también el crecimiento económico y la creación de empleo.
Lo cual me lleva a la última observación. Europa será la Europa social de los pueblos o no será. La enorme distancia entre tales instituciones y la ciudadanía normal y corriente está quemando la posibilidad de que surja esta Europa. La Europa que se está construyendo se está haciendo no solo a espaldas de la ciudadanía sino en contra de ella. Las reformas neoliberales que están imponiendo a los estados nación y a sus poblaciones están eliminando la posibilidad de alcanzar esta Europa social de los pueblos.
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