Entrevista de la revista EL TRIANGLE al profesor Navarro, 13 de septiembre de 2011
P.
Usted hace tiempo que critica los medios públicos de la Generalitat a los que atribuye una selección marcadamente sesgada o sectaria de los tertulianos y colaboradores en sus programas más destacados. ¿El incidente con Manel Fuentes es una expresión de esta situación?
R.
Sí, creo que es obvio. Los medios públicos de la Generalitat, tanto TV3 como Catalunya Ràdio, tienen un sesgo nacionalista conservador y neoliberal, al que llaman liberal, que no reproduce la pluralidad ideológica existente en Cataluña, discriminando primordialmente a las izquierdas. Esto ocurre desde hace ya muchos años y el gobierno tripartito no lo corrigió. El mejor ejemplo de ello fue la emisión del documental propagandístico sobre la independencia (que no permitió ninguna voz crítica o alternativa) al mismo tiempo que, en las mismas fechas, se vetó un programa en el que se debatían los méritos de la República versus Monarquía, crítico de esta última, en España. Ha habido un silencio ensordecedor en el establishment intelectual catalán sobre este veto. No me imagino este comportamiento en la BBC en el Reino Unido, o en la PBS en Estados Unidos, ni tampoco el silencio abrumador ante este hecho de la intelectualidad británica o estadounidense.
Lo mismo ocurre en las tertulias, donde el punto de vista de izquierdas raramente aparece, y cuando lo hace es de forma muy minoritaria. Hay poquísimos tertulianos de izquierdas en estos medios. Y los reportajes y las noticias están casi siempre sesgados. Por supuesto también hay reportajes excelentes y donde aparece una visión diferente, y hay excelentes tertulianos de izquierdas. Pero son la excepción que confirma la regla. Y lo que es un indicador de la escasa cultura democrática de nuestro país es que muy pocos intelectuales se atreven a criticarlo. Estos medios tienen un enorme poder. Hay miedo. Y se nota.
TV3 y Catalunya Ràdio son plenamente conscientes de mi actitud crítica hacia ellos. Y sé que han vetado intervenciones mías y de otros analistas críticos.
P.
Desde el programa de Manel Fuentes se dice que ellos sehan disculpado pero usted ha asegurado que nadie de Catalunya Ràdio se ha puesto en contacto con usted. En estos momentos, ¿aún nadie lo ha hecho?
R.
En mis comentarios colgados en mi blog (www.vnavarro.org) detallo lo que pasó. No se trata de hablar conmigo, sino de hacer una disculpa pública, que no se ha dado. Catalunya Ràdio, como institución, pidió disculpas al público por el comportamiento vergonzoso del Sr. Fuentes, pero no a mí. Y el Sr. Fuentes pidió disculpas en público por no haberse controlado frente a lo que él consideró una provocación, cuando le invité a que cambiara la línea de sus preguntas durante la entrevista, que se estaba centrando en si el tamaño de la marcha de protesta frente a la reforma constitucional patrocinada por los sindicatos y movimientos sociales era grande o pequeño. Al parecer mi frase «Por favor, hágame preguntas más interesantes» lo provocó. Y en su editorial del día siguiente pide disculpas por no haberse controlado frente a mis provocaciones, lo cual pone la responsabilidad de lo ocurrido en mis espaldas. Esto no es una disculpa, por mucho que se utilice este término.
Pero lo que me preocupa más lo que ha pasado es que atemoriza a la gente a que critique a los medios. Los medios públicos están pagados por todos nosotros, y como tal, deben estar sujetos a la crítica. El hecho de que una crítica se perciba como una provocación es ya en sí un indicador del problema. Por otra parte, el Sr. Fuentes tiene sus puntos de vista, muy legítimos, pero debe permitir debatirlos y no intentar imponer los suyos como intentó en la entrevista.
P.
¿Cómo valora la reacción que ha habido en las redes sociales en relación a este incidente?
R.
Muy positiva. La indignación generalizada frente al comportamiento del Sr. Fuentes y la protesta masiva de miles y miles de personas, fue lo que forzó las disculpas del Sr. Fuentes de Catalunya Ràdio. Fue una sana respuesta democrática al comportamiento antidemocrático de unos medios públicos financiados por el pueblo catalán. A mí me alegró porque muestra el poder de la ciudadanía, que cuando se moviliza tiene un gran poder. Y se necesita esta movilización.
Ya lo vimos en la marcha organizada por los indignados, una de las más grandes que ha habido en Barcelona, cuando la gente abucheó a los medios públicos de la Generalitat. Y es sorprendente que el establishment mediático se sorprendiera. El descrédito del establishment político abarca también el establishment mediático que reproduce la ideología dominante, que ha perdido mucha credibilidad. Se necesita un cambio muy profundo en tales medios para que reflejen la diversidad existente en la sociedad catalana, lo que, con notables excepciones, no se da ahora.
P.
Dejando de lado este caso concreto, ¿cómo valora en general el trato que los medios de comunicación hacen tanto de las políticas de recorte presupuestario a los servicios públicos como vía principal de la lucha contra el déficit como del movimiento del 15-M?
R.
Han jugado un papel clave en crear esta visión de inevitabilidad y fatalismo de que no hay otra alternativa que recortar el gasto público social, que es el más bajo de la UE-15, silenciando, marginando, vetando o ridiculizando cualquier otra alternativa. La discusión de cómo reducir el déficit, centrándose única y exclusivamente en los recortes de gasto público, incluyendo el gasto público social que caracteriza a la mayoría de tertulias, como la del Sr. Fuentes, tipifica esta situación.
P.
De este debate, desde su punto de vista, ¿qué es lo que está quedando más escondido en la información que dan los medios?
R.
El hecho de que existen alternativas, como el incremento de los impuestos del capital, así como de las grandes familias, de la banca y de las grandes empresas. Y no hablamos de la eliminación del fraude fiscal de estos grupos. Estas alternativas no se están considerando y el hecho de que no se estén considerando se debe a las coordenadas de poder donde las clases populares tienen mucho menos poder que la burguesía, tanto financiera como industrial, del país.
P.
Usted incide a menudo en las alternativas posibles a los recortes, a la reducción de pensiones, como son recortar otros gastos públicos menos populares, revertir la bajada de impuestos que ha habido en los últimos quince años o combatir el fraude fiscal. Encuentra que este tipo de propuestas son lo suficientemente presentes en los medios de comunicación, especialmente los públicos?
R.
No, los medios públicos no son equilibrados. Son instrumentos para promover la visión del establishment. No son independientes. Hay debates, pero siempre dentro de unas coordenadas que definen lo que es aceptable y lo que no lo es. Es por ello que aquellas propuestas que afectan a los grandes intereses fácticos se evitan o se marginan, presentándolas como utópicas, populistas, irrealizables, y un largo número de adjetivos. Mientras tanto, la carga real de la crisis la están soportando, como siempre, las clases populares. Es indignante.
P.
Por otra parte, ¿cree que se está encarando de manera adecuada el caso de Grecia? ¿Qué debería hacer?
R.
El mayor problema que tiene Grecia no es un excesivo gasto público que ha supuesto un gran endeudamiento. Es cierto que sus gastos militares, que nunca fueron aprobados democráticamente, consumen gran cantidad de recursos. El 30% de la administración pública está relacionada con las fuerzas armadas. Pero el gasto público social por habitante es, como España, de las más bajas de la Eurozona. El mayor problema, como en España, son los bajos ingresos al Estado debido al enorme poder de la clase dominante, que también, como en España, no está aportando al Estado lo que le correspondería por su nivel de riqueza . Por eso su enorme endeudamiento público que ha sido beneficioso para la banca griega, la francesa y la alemana, las cuales han ingresado cantidades enormes por el pago por parte del Estado de unos intereses abusivos. El Partido Socialista griego no se está enfrentando con el problema del fraude fiscal, como tampoco lo está haciendo el gobierno socialista español. Prefieren, en cambio, recortar los gastos públicos sociales creando una situación explosiva.
P.
¿Comparte la afirmación que acaba de hacer el Presidente estadounidense Barack Obama en el sentido de que el problema no es Grecia, sino España e Italia?
R.
No. El presidente Obama está equivocado. El problema de la deuda pública de España e Italia es la manera como se construyó el euro. Y la banca alemana fue la que impidió que el Banco Central Europeo actuara como un banco central, es decir, que imprimiera dinero y comprara deuda pública. Esto es lo que hace un Estado para protegerse frente a la especulación. Imprime dinero y compra deuda pública, forzando la bajada de intereses. Pero los Estados de la Eurozona no pueden hacer esto. Sus bancos centrales no están autorizados. Y el BCE tampoco. Y de ahí radica el problema. No es la especulación de los mercados el problema. El problema es la falta de herramientas que tienen los Estados para protegerse de tal especulación. La Banca de la Eurozona tiene demasiado poder. Y la especulación sobre la deuda pública seguirá en España, en Italia, en Francia, e incluso en Alemania. El dominio de la banca y de su dogma neoliberal es el responsable de la enorme crisis actual.
P.
¿Hasta qué punto la experiencia de Islandia se extrapolable a otros países con dificultades financieras?
R.
Islandia es un punto de referencia para aquellos que están hartos de los recortes y las políticas de austeridad. La población, en un referéndum, desaprobó las medidas neoliberales exigiendo, además, responsabilidades políticas. Y el establishment político y mediático se opuso al referéndum como ha pasado ahora en España, amenazando con un colapso de la economía en caso de que la población desaprobase las medidas que el establishment estaba proponiendo. Lo desautorizaron, y hoy, Islandia vive mejor.
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