Artículo publicado por Vicenç Navarro, 13 de agosto de 2012
El artículo describe las causas que originaron los movimientos prodemocracia en los países árabes y que no han sido citadas en los mayores medios de difusión occidentales.
Los medios de mayor difusión en el mundo occidental han cubierto los movimientos pro democracia que han estado ocurriendo en los países árabes –definiéndolos como la Primavera Árabe- con distintos grados de simpatía, sin referirse, sin embargo, a las causas que determinaron que estos movimientos surgieran recientemente. La presentación correcta de tales movimientos como movimientos anti-dictatoriales no deja claro por qué tales movimientos se presentaron ahora y no antes, pues los regimenes dictatoriales han gobernado dichos países árabes durante muchos años.
Y una de las causas de este silencio mediático es que la chispa que originó el enorme descontento fueron las políticas neoliberales llevadas a cabo por tales regimenes y promovidas por el Fondo Monetario Internacional y por gran número de gobiernos occidentales, liderados por el gobierno federal de EEUU y por la Unión Europea. Acaba de publicarse un libro, titulado Arab Spring, Lybian Winter, escrito por Vijay Prashad, que elabora y documenta las características de tales políticas –conocidas como Structural Adjustment Programs- que son muy semejantes a las que la troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) han estado presionando para que se apliquen a los países periféricos de la Eurozona. Las semejanzas son sorprendentes, calcadas las unas a las otras, e incluyen recortes de derechos sociales y laborales (ya muy reducidos en los países árabes), desaparición de la protección social (también muy limitada en aquellos países), elevada destrucción de empleo (muy en particular entre los jóvenes), y descenso muy marcado de los salarios. De ahí la enorme movilización generalizada y multiclasista en contra de la aplicación de tales políticas por parte de aquellos regimenes. A las movilizaciones obreras –prácticamente silenciadas en los medios de mayor difusión en la Unión Europea y en EEUU- se les sumaron sectores de jóvenes desempleados, incluyendo licenciados y estudiantes sin futuro, que expresaron un deseo de cambio, resultado de un hartazgo hacia una situación que se había convertido en insostenible. Vijay Prashad documenta la gran diversidad de estos movimientos pro democracia y las alianzas generadas en cada país. Llama la atención –por lo desconocido en Europa y en EEUU- el rol que el movimiento organizado clandestino obrero jugó en varios países (Túnez, Egipto, Libia y Siria).
El autor señala como la respuesta de las estructuras de poder que apoyaron a los regímenes dictatoriales, respaldados por los gobiernos occidentales, ha sido potenciar aquellos movimientos que no tienen en su programa la intención de cambiar la estructura económica y social del país. De ahí que hayan promocionado la Hermandad Musulmana que, siendo una de las pocas instituciones que existía ya organizada en algunos de estos países, como Egipto, no tiene en su programa económico ningún elemento que cuestione las relaciones de poder económico en el país. Su mayor (casi único) énfasis es el cultural religioso que la estructura económica no considera amenazante. Ahora bien, la demanda de democracia de tales movimientos (que caracterizaron la llamada primavera árabe) tiene un potencial amenazante para la permanencia de las relaciones de poder económico (y sus aliados occidentales) debido a sus claras interconexiones con las dictaduras políticas. Y ello explica que a pesar de las grandes diferencias existentes entre estos países y España y EEUU, por ejemplo, el hecho es que tienen en común la demanda de una democracia real (como el movimiento 15-M y el Occupy Wall Street), que son contestatarias con las enormes limitaciones del sistema democrático existente en EEUU y España, o la carencia de instituciones democráticas en el caso de los países árabes.
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