Artículo publicado por Vicenç Navarro, cuya versión original se publicó en catalán en el semanario EL TRIANGLE, 18 de julio de 2013
Este artículo analiza las fuentes de ingresos para el Estado, bien sea el central o la Generalitat.
La subida limitada de algunos impuestos, tanto a nivel de España como de Catalunya, ha generado una previsible movilización de los súper ricos, los ricos y las clases medias de rentas altas en contra de estas subidas, con el argumento de que estos grupos sociales ya están entre los que pagan más impuestos de la UE. Así, La Vanguardia, un rotativo de orientación neoliberal y conservadora, instrumento del mundo empresarial en Catalunya, respondía a las propuestas de incremento impositivo por la Generalitat con un titular en el que señalaba que los impuestos en Cataluña y en el resto de España ya eran los más elevados de la Unión.
Tal aseveración, sin embargo, no es creíble. Para analizar la veracidad del argumento hay que estudiar los tipos de impuestos que pagan los diferentes sectores. Empecemos por el IRPF, impuesto sobre los ingresos individuales. Como estos ingresos pueden proceder del trabajo o de la propiedad, es importante analizar por separado como tributan las rentas del trabajo y como lo hacen las rentas derivadas del capital. En este último caso (cuando las rentas derivadas de acciones y dividendos, títulos de deuda pública o privada y/o fondos de pensiones, de vida o de accidentes), los propietarios de este capital pagan un «tipo nominal», es decir, un tipo que en teoría es del 21% cuando los ingresos son inferiores a los 6.000 euros, del 25% cuando las rentas son oscilan entre los 6.000 y los 24.000 euros y de un 27% cuando son superiores. Todos estos gravámenes son mucho menores que los que se aplican a las rentas del trabajo. Este trato diferenciado de la carga impositiva es un indicador de la enorme influencia que la población súper rica tiene en las instituciones del Estado.
Pero los súper ricos (grandes fortunas) y los ricos no declaran la mayoría de sus ingresos vía IRPF. Cuentan con asesores fiscales para evitar el fisco. Uno de los mecanismos empleados son las sociedades de inversión de capital variable, conocidas como SICAV, para las que la carga impositiva es mínima. Estos fondos están enormemente concentrados, como reflejo de la polarización de las rentas que existen en Catalunya y en el resto de España. 3.000 SICAV en España (que pertenecen mayoritariamente a las grandes fortunas) tienen 23.000 millones de euros y son gestionadas por los grandes bancos, como el BBVA o el Santander. La banca es, por cierto, el colectivo a través del cual se produce mayor evasión fiscal. Y una manera de demostrar la existencia de esta evasión (que puede ser incluso legal, aunque la mayor parte sea ilegal) es a través de los paraísos fiscales, y Luxemburgo es uno de los más utilizados. Este país es uno de los centros de mayor gestión de fondos financieros (después de Estados Unidos) debido a que es un paraíso fiscal. Luxemburgo, miembro de la UE, ha liderado, junto con Alemania, las políticas neoliberales de la UE y de la eurozona, y ha presionado a España para que haga dramáticos recortes (para que el Estado pague la deuda a sus bancos que depositan el dinero en Luxemburgo). Este país, portavoz del pensamiento neoliberal, ha sido uno de los que más ha promovido la libertad de movimiento de capitales financieros dentro de la Unión, de modo que se ha beneficiado a costa de otros. Su prima de riesgo respecto a Alemania es nula y su deuda pública es el 18% del PIB. Esto se debe en parte a que absorbe capitales de países periféricos, como Catalunya y el resto de España, que se escapan de pagar impuestos y fuerzan a sus respectivos países a endeudarse.
Otro destino de los fondos que evaden el fisco español es la banca suiza, la cual ha adquirido una gran visibilidad como consecuencia de las declaraciones de Hervé Falciani, empleado del HSBC, que ha obtenido la lista e información de 130.000 cuentas de evasores de varios países, incluido España, lista que el Estado tiene y debería hacer pública.
Pero hay otras maneras de evitar el fisco. Según la información provista por Hacienda, sólo el 3% de los contribuyentes declara ganar más de 600.000 euros al año, lo cual es increíble, y sólo 3.000 personas declaran ingresar al año más de un millón de euros, otra cifra tampoco creíble. En realidad, el sindicato de los técnicos de Hacienda, GESTHA, ha mostrado que tres de cada cuatro pequeños empresarios y autónomos declaran ingresar menos de mil euros al mes. Durante años, los empresarios y autónomos han declarado ingresos menores que los trabajadores. Esta situación se da en toda España, y es una de las causas por las que los ingresos del Estado y de la Generalitat de Catalunya) sean tan bajos.
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