Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 20 de septiembre de 2013
Este artículo analiza la crisis fiscal y financiera de la ciudad de Detroit en EEUU, con algunas reflexiones sobre sus semejanzas con la situación en España.
Se ha dicho con gran frecuencia por economistas y pensadores neoliberales que la manera de resolver la crisis es dejar que las fuerzas del mercado funcionen sin ningún freno u obstáculo. Si hay un elevado desempleo, por ejemplo, en España, la solución es que la gente (la mayoría jóvenes) que están desempleados se vayan a las partes de la Eurozona donde haya empleo, citándose Alemania como el receptor de dicha movilidad exterior (término que utiliza Fátima Báñez, la Ministra de Empleo y Seguridad Social) para definir la exportación de jóvenes a otros países.
El error de esta estrategia aparece con toda crudeza en la ciudad de Detroit, que solía ser uno de los mayores centros industriales de EEUU y donde la industria automovilística estadounidense tenía su sede. El continuo descenso de la demanda de coches y otros productos industriales llevó a aquella ciudad a perder un elevadísimo número de trabajadores, que dejaron la ciudad. Este centro urbano pasó de casi 2 millones de habitantes en su tiempo de auge en los años 60, a los 700.000 de hoy, uno de los descensos más marcados de cualquier centro urbano en cualquier país desarrollado económica y tecnológicamente. Este enorme declive de la población trabajadora, generadora de recursos, creó un agujero monumental en las arcas del erario público de aquella ciudad, que se ha acentuado todavía más en los últimos años, descendiendo los ingresos a Detroit un 40% desde el año 2000. Era imposible que la ciudad pudiera absorber esta caída de ingresos. Y así pasó. Se tuvo que declarar en bancarrota.
Esta situación está también ocurriendo en los países de la periferia de la Eurozona, y muy en especial en Grecia, en Portugal y en España. La emigración de gran cantidad de la población joven explica, por un lado, que disminuya la cantidad de personas que buscan trabajo y, por lo tanto, que baje el desempleo. Pero con esta exportación de recursos humanos se reducen también los recursos al Estado (sea este central, autonómico o local). Esta huída de la gente joven al extranjero es distinta a la de los trabajadores españoles que iban a Alemania a buscar trabajo en los años cincuenta y sesenta. Estos, por regla general, dejaban la familia en España, a la cual remitían el dinero. No así estas generaciones, que son jóvenes y que no remiten sus ingresos a España. Su marcha supone una pérdida absoluta de recursos y de ingresos.
En realidad, la situación es y será todavía peor en España y en los países periféricos de la Eurozona, pues en el caso de Detroit, el gobierno federal es una de las instituciones que ayuda más a la industria del automóvil a través del gasto militar. En aquel país, el Ministerio de Defensa juega un papel clave en la política industrial del gobierno federal. Y el mismo gobierno federal tiene un importante impacto redistributivo de recursos a partir de la redistribución del gasto público, que representó aproximadamente el 24% del PIB en 2012. En la Eurozona y en la Unión Europea, sin embargo, los fondos de la Unión Europea no alcanzan ni el 1,2% del PIB, lo cual explica el limitadísimo potencial redistributivo y las grandes diferencias regionales de desempleo dentro de la UE, menores que las existentes en EEUU entre los Estados. La ausencia de un gobierno federal europeo complica todavía más la desesperada situación de los países periféricos de la Eurozona, incluyendo España.
En EEUU las políticas de austeridad, promovidas por el Tea Party, que controla el Congreso, dificulta ahora la intervención federal para ayudar a Detroit, una situación semejante a la del establishment europeo respecto a la enorme crisis de los países periféricos. Y, por si fuera poco, hay otras situaciones comparables entre Detroit y la situación de los países de la Eurozona. En ambas zonas del mundo, la banca es propietaria de grandes cantidades de bonos públicos de aquella ciudad, como también es propietaria de gran cantidad de bonos públicos en los estados periféricos. Así, se ha calculado que los bancos europeos, tales como UBS y Deixa, que han recibido gran número de fondos públicos en rescates, tienen aproximadamente mil millones de dólares en bonos de la ciudad de Detroit. Como en España, el pago de esta deuda será prioritario, forzando grandes dosis de austeridad. Así de claro.
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