El triunfalismo reinante en muchos países, incluyendo en España, que asume que estamos ya en la recta final de la pandemia, está llevando a una relajación muy prematura que está revirtiendo los logros conseguidos. De ahí la necesidad de que se acentúe más la vacunación generalizada, haciéndola obligatoria a fin de permitir la vuelta a la normalidad deseada.

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La hostilidad expresada por amplios círculos de las derechas y ultra derechas en España a las declaraciones del Ministro Garzón reflejan la enorme ignorancia y arrogancia anticientífica que caracteriza al trumpismo en Estados Unidos y que está generalizada en ambos sectores del conservadurismo español.

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Las propuestas de la Comisión Europea para la recuperación económica y reindustrialización  son importantes pero insuficientes. La inversión pública es mucho menor que la realizada por de la administración Biden en Estados Unidos, la cual se caracteriza también por una mayor sensibilidad social con gran desarrollo de la economía de los cuidados y del Cuarto Pilar de Bienestar.

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La estrategia seguida por las compañías farmacéuticas productores de la vacuna anti-COVID a los dos lados del Atlántico Norte, conforme a las leyes del mercado, es atender a los países ricos este año y dejar la vacunación de los países pobres (donde la mayoría de la población vive), para los años 2022, 2023 y 2024. Esta estrategia, que es la dominante en el mundo hoy, es un suicidio colectivo para toda la humanidad, incluyendo los países ricos.

El profesor  Navarro recomienda la relectura del artículo publicado en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 6 de febrero de 2020. Este artículo es una crítica a una percepción muy generalizada en los establishments político-mediáticos de los países ricos que asume que la pobreza en el mundo está disminuyendo como resultado de la globalización y del neoliberalismo que la inspiró a partir del fin de la Guerra Fría. El artículo también alerta de que este pensamiento podría reproducirse en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas,