Article publicat per Vicenç Navarro a la columna “Pensamiento Crítico” al diario PÚBLICO, 15 de juny de 2015.
Aquest article analitza els resultats del primer tractat de lliure comerç, NAFTA (tractat de lliure comerç entre els EUA, Canadà i Mèxic), que està sent el model per a la preparació dels tractats de lliure comerç actuals, com el que s’està negociant entre els EUA i la Unió Europea. L’article mostra l’enorme increment de les desigualtats que aquell tractat va crear.
El año pasado hizo 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio entre EEUU, Canadá y México conocido como NAFTA (North American Free Trade Agreement), uno de los mayores tratados comerciales que el gobierno federal de EEUU ha aprobado en los últimos treinta años y que ha sido el modelo sobre el cual todos los demás se han estado construyendo, de los cuales los dos últimos que se están intentando aprobar son el Tratado de Libre Comercio del Pacífico, el Trans-Pacific Partnership o TPP, y ahora el que pronto se firmará entre EEUU y la Unión Europea. Es, por lo tanto, importante analizar qué ha pasado en aquellos países – EEUU, Canadá y México- que fueron supuestamente beneficiados por aquel tratado. La retórica oficial cuando se aprobó fue que tal tratado permitiría beneficiar a las poblaciones de todos estos países, incluido México. Y los datos parecerían mostrar que así fue. La economía mexicana creció, creándose gran riqueza. Ahora bien, si se analiza quién se benefició de tal crecimiento, el resultado es mucho menos positivo. En realidad, fue negativo. Veamos. Las rentas del capital (los super-ricos) crecieron enormemente, convirtiéndose en los más ricos entre los super-ricos del mundo. En realidad, la persona más rica del mundo, el Sr. Carlos Slim, adquirió su riqueza durante aquellos años de aplicación del tratado NAFTA. Su riqueza pasó de ser de 6.000 millones de dólares en 1994 (año del inicio del NAFTA) a 73.000 millones de dólares en 2014, 20 años después. Y así ocurrió con los 24 nuevos super-ricos de México, que pasaron a ser de los más super-ricos del mundo. También generó, por cierto, una clase media de rentas muy elevadas, claramente relacionadas y dependientes de los negocios y el consumo generado por los super-ricos. Sobre estos hechos se creó la imagen del gran éxito del NAFTA.
Pero en la otra cara de la moneda, oculta en la campaña oficial, se vio que el nivel de pobreza extrema de México subió muy rápidamente, pasando de un 16% a un 28% solo en los primeros cinco años. 5 millones de campesinos tuvieron que abandonar sus tierras, contribuyendo a incrementar el elevado desempleo urbano, deteriorando el mercado de trabajo a unos niveles nunca antes vistos. Hoy la pobreza ha alcanzado un 52% de la población. Esta situación, que pocos cuestionan hoy, pues los datos son más que contundentes, se ha presentado como consecuencia de la americanización de la economía mexicana. Y hay datos que orientan en este sentido. Ha habido una colonización de México por parte del capital estadounidense. Pero (y es un importante pero) es un error verlo solo como una colonización, pues grandes sectores de la burguesía mexicana, como el Sr. Carlos Slim, se han beneficiado de este tratado que, al debilitar al mundo del trabajo, mediante la desregulación del mercado de trabajo y el debilitamiento de la protección social y de las políticas públicas encaminadas a proteger al ciudadano como trabajador, como consumidor y como residente –mayores objetivos de NAFTA-, ha beneficiado a las clases dominantes de los tres países firmantes del acuerdo. De ahí su enriquecimiento a costa del bienestar de la mayoría de la ciudadanía, que obtiene sus rentas del trabajo, generando mayores desigualdades.
El aumento de la pobreza va acompañado del aumento de la violencia y de la represión
La otra cara del NAFTA ha sido el enorme aumento de la represión bajo el nombre de “guerra contra el narcotráfico”. Los hechos señalados en los párrafos anteriores son ya bastante conocidos. Pero lo que es menos conocido es que paralelamente a estos acuerdos de libre comercio, se han dado una serie de acuerdos de tipo militar, presentados como parte de la guerra contra la droga, enraizada esta última en una cultura de desregulación, incluida de seguridad y protección ciudadana, que, en el caso de México, ha tenido consecuencias sumamente negativas sobre el Estado mexicano, transformándolo en un Estado corrompido por el narcotráfico, y enormemente represivo, con complicidades entre el narcotráfico y los aparatos de seguridad del Estado, de dimensiones desconocidas y sin precedentes.
Y por si no fuera poco, otra consecuencia de la miseria en las zonas rurales, ha sido un fenómeno masivo: las migraciones desde México a EEUU, habiéndose desplazado a EEUU gran parte de la población rural, muy afectada por el tratado. No hay duda de que componentes de esta realidad –como el aumento de la polarización social- ocurrirán también en el desarrollo e imposición del Tratado de Libre Comercio EEUU-UE (para mayor expansión, ver la presentación del profesor William Robinson en la Universidad Autónoma Nacional de México, el 16 de abril de 2015, publicada en Truthout el 4 de julio bajo el título “Global Capitalist Crisis and the North American Free Trade Agreement: Reflections 21 Years On”).